Tribuna:

Fantasma

En Almendralejo (Badajoz) se ha creado una situación casi explosiva. Tal estado excepcional, en el que se junta el temor y la angustia, se debe a la existencia de un supuesto obseso sexual, apodado El Linterna, que viene merodeando gasolineras y hogares con la pretensión de acercarse especialmente a los maridos. No ha producido hasta el momento heridas ni destrozos en ninguna de sus víctimas. Simplemente, El Linterna tiene la habilidad de acercarse poco a poco y el gusto de acariciar los genitales de los hombres.Pero no hace ningún daño. Se ha dado incluso el caso de que, bajando...

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En Almendralejo (Badajoz) se ha creado una situación casi explosiva. Tal estado excepcional, en el que se junta el temor y la angustia, se debe a la existencia de un supuesto obseso sexual, apodado El Linterna, que viene merodeando gasolineras y hogares con la pretensión de acercarse especialmente a los maridos. No ha producido hasta el momento heridas ni destrozos en ninguna de sus víctimas. Simplemente, El Linterna tiene la habilidad de acercarse poco a poco y el gusto de acariciar los genitales de los hombres.Pero no hace ningún daño. Se ha dado incluso el caso de que, bajando por una terraza, deslizándose por los pasillos y acertando con la alcoba conyugal, acarició al esposo mientras dormía sin quebrarle el sueño. O bien fue sólo, en algún caso, la proporción de placer y de rudeza lo que le hiciera estar a punto de ser apresado.

El Linterna es hoy perseguido en Almendralejo como se sigue a un criminal. No ha sido, sin embargo, identificado todavía. Quienes facilitaron algunas pistas lo describen como un tipo delgado y alto, de gran elasticidad y una destreza o velocidad de atleta. Realmente, sólo con estas virtudes, como mínimo, podría entenderse que hasta el momento haya conseguido burlar la persecución de los hombres seleccionados por su lubrica. Hombres de muy variadas condiciones emocionales y físicas, incluidos varios camioneros.

El Linterna, a qué dudarlo, es un fantasma. Los de Almendralejo han empezado a sugerir que puede tratarse de alguien venido de la vecina Villafranca de los Barros, es decir, del lado en que, para los primeros, se ha localizado siempre una fuerza sexual extraña. Pero no importa tanto la procedencia como la clase de encantamiento. Lo que venía siendo ocupado, en la crónica fantasmal, por las apariciones de vírgenes, se sustituye por esta figura del sátiro que escoge el sexo del hombre, enaltece su indiscutible amenidad y, al fin, lo trata con la codicia que un hombre, en sueños, ha esperado encontrar en las manos de su amante.

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