Pujol recibe en una fría y breve audiencia al fiscal Jiménez Villarejo

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, recibió ayer al nuevo fiscal jefe de la Audiencia Territorial de Barcelona, Carlos Jiménez Villarejo, en una fugaz y gélida audiencia que apenas duró dos minutos y que se celebró en uno de los despachos oficiales del palacio de la plaza de Sant Jaume. Las dos personalidades cruzaron frases protocolarias en nombre de las instituciones que representan y no hicieron ninguna alusión al sumario de Banca Catalana.Este encuentro fue solcitado por Jiménez Villarejo por escrito hace dos semanas, como presentación formal tras su nombramiento. El pasado miérc...

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, recibió ayer al nuevo fiscal jefe de la Audiencia Territorial de Barcelona, Carlos Jiménez Villarejo, en una fugaz y gélida audiencia que apenas duró dos minutos y que se celebró en uno de los despachos oficiales del palacio de la plaza de Sant Jaume. Las dos personalidades cruzaron frases protocolarias en nombre de las instituciones que representan y no hicieron ninguna alusión al sumario de Banca Catalana.Este encuentro fue solcitado por Jiménez Villarejo por escrito hace dos semanas, como presentación formal tras su nombramiento. El pasado miércoles, el responsable del departamento de Justicia de la Generalitat, Joaquím Xicoy, informó a la fiscalía que la petición había sido aceptada y que se convocaba para el día siguiente.

Desde la fecha de su nombramiento, el nuevo fiscal jefe se ha entrevistado practicamente con todas las autoridades de Cataluña, salvo con el capitán general, Baldomero Hernández Carreras, a causa de las vacaciones de éste.

Esta ronda de entrevistas fue anunciada el pasado mes de julio cuando Jiménez Villarejo tomó posesión de su cargo. Entonces anunció que uno de sus objetivos sería que la institución tuviera una mayor proyección ciudadana y aseguró que, consecuentemente, se reuniría con las primeras autoridades de Cataluña, incluido Pujol.

El anuncio de esta entrevista fue interpretado en medios políticos y jurídicos como un intento de la Fiscalía de Barcelona de eliminar las tensiones surgidas con la tramitación del sumario sobre Banca Catalana.