"Juárez nos dijo que esperáramos fuera un rato"

Jesús Martín Campos y Moisés Iruela son dos bomberos, que se salvaron por breves instantes de correr la misma suerte que sus 10 compañeros sepultados. Jesús Martín, de 36 años, que seguía trabajando ayer después de la impresionante experiencia vivida el viernes, afirmó: "Entramos un grupo numeroso a inspeccionar si quedaban focos de fuego. Yo pensé en ese momento que algunos techos podían. hundirse, y así se lo dije al alcalde cuando conseguí salir, después del derrumbe. Armando Juárez entró primero, y dijo que esperáramos fuera, pero le seguimos en seguida. Sabíamos que podía ser peligroso, p...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Jesús Martín Campos y Moisés Iruela son dos bomberos, que se salvaron por breves instantes de correr la misma suerte que sus 10 compañeros sepultados. Jesús Martín, de 36 años, que seguía trabajando ayer después de la impresionante experiencia vivida el viernes, afirmó: "Entramos un grupo numeroso a inspeccionar si quedaban focos de fuego. Yo pensé en ese momento que algunos techos podían. hundirse, y así se lo dije al alcalde cuando conseguí salir, después del derrumbe. Armando Juárez entró primero, y dijo que esperáramos fuera, pero le seguimos en seguida. Sabíamos que podía ser peligroso, pero cuando estás dentro sólo piensas en tu trabajo. Cuando se derrumbaron las plantas, yo me encontraba cerca de una ventana y pude agarrarme y no caer".Moisés Iruela estuvo trabajando en la última planta. Ayer se encontraba de baja de servicio, y se acercó a la plaza del Carmen con su esposa: "Daba la impresión de que el incendio estaba apagado, y creo que algunos compañeros entraron a hacer una inspección. Los suelos de las plantas habían soportado el peso de una masa considerable de agua. En algunos techos había grietas y por ellas te caía encima agua muy caliente. Bajé hasta el sótano del edificio contiguo, el del almacén, y aquello fue lo que me salvó. Casi inmediatamente, el edificio comercial se desplomó por completo. Recuerdo muy bien que saludé a Miguel Azuara al cruzarme con él. Se estaba refrescando el sudor con un poco de agua. Fue la última imagen que vi de él y no se m e olvidará nunca. Era un chaval estupendo. Luego, no me podía creer las primeras noticias que iban llegando de que había 10 compañeros sepultados. Me parecía imposible, pero la noticia pronto se confirmó".

Más información
Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En