Cartas al director

Vivir en Euskadi

Aprovechando un viaje a Zaragoza, tuve la oportunidad de leer el artículo escrito por Maruja Torres en el apartado dedicado a Domingo, página 9, del 23 de agosto. Soy consciente de la dificultad que entraña la publicación de esta carta, ya que se trata del delicado problema vasco, pero en mi calidad de profesional de la información no puede sino sonrojarme ante tanta inexactitud, por no decir mentira o manipulación. Es conocida 12 táctica de coger una cosa de cada sitio, una exclamación, un ejemplo, una verdad a medias o una frase suelta y realizar algo que se llama artículo, per...

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Aprovechando un viaje a Zaragoza, tuve la oportunidad de leer el artículo escrito por Maruja Torres en el apartado dedicado a Domingo, página 9, del 23 de agosto. Soy consciente de la dificultad que entraña la publicación de esta carta, ya que se trata del delicado problema vasco, pero en mi calidad de profesional de la información no puede sino sonrojarme ante tanta inexactitud, por no decir mentira o manipulación. Es conocida 12 táctica de coger una cosa de cada sitio, una exclamación, un ejemplo, una verdad a medias o una frase suelta y realizar algo que se llama artículo, pero, en el que hago referencia, cada cinco líneas se detecta una de esas inexactitudes, amén de la diáfana intención descalificadora de todo el texto. Eguin no es, sino Egin, conocido por hazañas bélicas, como el Deia es la hoja parroquial; el Correo Español, enemigo del pueblo vasco, o EL PAÍS, el Boletín Oficial del Estado, datos que se obvian en el reportaje. Una vez más se habla en un tono despectivo de txakolí, txistularis, etcétera, queriendo hacer ver un simple hecho folclórico. Se habla de bares atacados con cócteles molotov, sin especificar sitio o fecha; se intenta repetir la teoría de la margen izquierda de la ría como gueto de la emigración o españolidad, cuando, por ejemplo, FIB es la segunda fuerza política en Portugalete, Sestao, Santurce, y tercera en Baracaldo. Todo lo anterior, teniendo en cuenta que se habla de las fiestas de Bilbao, decorándose el reportaje con fotos del grupo Mendeku (de sus pintadas concretamente), intentándolo asociar con HB, cuando es público y, notorio el desmarque e incluso enfrentamiento ideológico entre ambos grupos. Se habla de estilo jomeinista y de pasillo siniestro al referirse a las pintadas de FIB; se habla de looks, cuando la mayoría de partidos políticos reconocen que las de HB son, con diferencia, las mejores campañas en cuanto a colorido o estética. Pero se riza el rizo al hablar de las txoznas (casetas), que no txozinas como se mencionaba en el reportaje: Jarrai (que no es organización juvenil de HB, sino una organización juvenil integrada en el bloque KAS) no controla ninguna txozna; nadie se quedó sin beber, ni de un palmo de narices, ya que había oportunidad de hacerlo en cerca de 20 casetas que sí estaban abiertas. No había prohibición de servir alcohol como en los ritos jomeinistas que tanto gustan o tan bien conoce Maruja Torres, sino, simplemente, la txozna estaba cerrada porque así lo decidió la comparsa Txori Barrote, la cual está formada por miembros de las Gestoras Pro-Amnistía, organismo con el que (entre tantos otros) colaboró la fallecida militante de Pasa a la página siguiente Viene de la página anterior

ETA Maite Pérez. Habla del hotel Ercilla como centro de seguridad ante orines y fanáticos, como si en cualquier fiesta popular no ocurriría lo mismo (San Fermín, Bajada del Sella, San Isidro ... ), obviando que ésa es su verdadera dimensión y obviando lo más importante: que no ha habido ningún incidente digno de reseñar (salvo las típicas peleas de siempre) en el transcurso de las fiestas hasta que apareció la bandera constitucional o cuando las FOP accedieron al recinto festivo y apalearon indiscriminadamente a miles de personas sin ningún tipo de motivo (versión ratificada en la información de EL PAÍS), cuestión que (supongo por falta de tiempo) no incluyó en el reportaje, si bien daba como previsto que se produjera violencia en el transcurso de las fiestas. Ridiculiza un pregonero puesto en libertad por la justicia, tan digno como otro cualquiera, y habla de un miedo latente, de no hablar de política en presencia de otros o de potear con gente favorable a la lucha armada que harían reír al más pintado. Se extraña de que la gente considere normal la situación, cuando en realidad es así (otro debate sería si eso es bueno o malo o si esa normalidad viene dada a que no haya ese terror que a muchos les gustaría o es producido por otras causas). Lamentablemente, necesitaría más espacio para hablar de ello, espacio que no es, obviamente, una carta. Aun así, no quiero finalizar sin hacer referencia al pleno de Otxandio, que seguramente le han contado a Maruja Torres: el espectáculo de ver a cinco concejales lívidos, intentando capear el temporal de un pueblo paralizado, triste, mediante argumentos como de poner crespón por todos los muertos en los dos últimos años o considerar a todos sus habitantes hijos predilectos de la villa, en medio de madres llorosas o con el recuerdo del hermano que puede ser cualquier día entregado por París, pero aquí ya entraríamos en temas como el de la tortura, todo ello sin mencionar quemarropas, nucas, cuellos o cortas distancias, conceptos que son de sobra conocidos por este diario.

Sin más, agradeciéndole la publicación de esta carta y esperando más rigor, que no imparcialidad, ya que ésta nunca ha existido en la Prensa, me despido decepcionado porque estos artículos no son el camino, ni mucho menos, para conseguir la paz en Euskadi-

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