La familia de Hess ordena una nueva autopsia

La familia de Rudolf Hess, el ex lugarteniente de Adolf Hitler que murió el pasado lunes tras permanecer 41 años encarcelado en la prisión de Spandau, en Berlín, hizo ayer que un médico alemán realizara una nueva autopsia al cadáver. Es éste un nuevo paso de la familia de Hess en su estrategia de descalificar la versión oficial del suicidio del último de los principales criminales de guerra nazi y alimentar la confusión y el misterio en torno al caso.

La autopsia fue realizada en Múnich, adonde fue transportado en secreto el cadáver, que la familia ha decidido mantener oculto hasta ...

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La familia de Rudolf Hess, el ex lugarteniente de Adolf Hitler que murió el pasado lunes tras permanecer 41 años encarcelado en la prisión de Spandau, en Berlín, hizo ayer que un médico alemán realizara una nueva autopsia al cadáver. Es éste un nuevo paso de la familia de Hess en su estrategia de descalificar la versión oficial del suicidio del último de los principales criminales de guerra nazi y alimentar la confusión y el misterio en torno al caso.

La autopsia fue realizada en Múnich, adonde fue transportado en secreto el cadáver, que la familia ha decidido mantener oculto hasta el día de su entierro en el cementerio de la pequeña localidad bávara de Wunsiedel. Fue realizada por un médico alemán cuyo nombre no ha sido revelado y solo se ha informado que "fueron detectados puntos de presión en el cuello". Este extremo coincide con los resultados de la autopsia oficial hecha por un médico británico asistido por forenses de las otras tres potencias vencedoras (EEUU, URSS y Francia). Con anterioridad, el cadáver había sido trasladado al cementerio de la localidad bávara de Fürth (ciudad en la que nació Henry Kissinger), cuyo alcalde se negó en redondo a que le fuera allí practicada la autopsia, como era la intención de la familia. Según la versión oficial, Hess murió el lunes a las 16.10 en el Hospital Militar Británico tras haber sido encontrado, a las 15.45 en una cabaña en el patio de la cárcel con un cable eléctrico en torno al cuello. En un bolsillo de su pantalón se encontró una carta de despedida dirigida a su familia de la que se desprende su intención de quitarse la vida. "Querida Ilse [su viuda], escribo estas líneas poco antes de mi muerte. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí y lo que habéis intentado en mi favor", reza el único párrafo de la misiva que hasta ahora se conoce.

Según pasan los días, y los esfuerzos de la familia por mantener a Hess en plena actualidad pública surten efecto, aumenta la preocupación de la policía federal alemana ante la posibilidad de desórdenes y atentados coincidiendo con el sepelio de Hess que, según se dijo ayer, será el martes. Ayer ya se produjeron pequeños atentados en Baviera contra intereses norteamericanos, según se informó en fuentes oficiales.

En Wunsiedel han comenzado a concentrarse nazis llegados de todos los puntos de la RFA y Austria. El partido neonazi (NPD) ha anunciado que participará en el entierro "de forma digna", lo que se interpreta como una llamada al orden a sus militantes.

Atentado frustrado

La policía logró ayer evitar el primer atentado de importancia planeado por neonazis. Dos jóvenes de 18 y 19 años, ambos miembros de la organización nazi Juventud Vikinga, fueron detenidos cuando acudían a retirar una bomba que no había explotado como preveían durante la noche del jueves en la estación central de Frankfurt. Las cuatro potencias aliadas han enviado miembros de sus servicios secretos a Berlín para que elaboren un informe pormenorizado de lo ocurrido el día de la muerte de Hess, el pasado lunes, en la cárcel de Spandau. Con esta medida, se quiere hacer frente a los efectos negativos de la política informativa británica tras el suicidio de Hess, ocultado en un principio a la opinión pública, y a los reiterados intentos de la familia de dotar de un halo de misterio toda la historia.

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Su abogado, que ya le defendió ante el tribunal militar de Nuremberg, Alfred Seidl, insistió ayer en el carácter "misterioso" de la muerte y la carta de despedida de cuya autenticidad dudan tanto él como el hijo del criminal de guerra. Según Seidl, hasta que vea el original no creerá la versión oficial. "Esa carta puede tener diez años", señaló. El abogado manifestó ayer que, además, quiere ver la cabaña donde Hess fue hallado agonizante y el cable que tenía alrededor del cuello.

Mientras, crece en la RFA la indignación ante el tratamiento que la familia está dando al caso, que parece claramente destinado a crear una leyenda negra en torno a la muerte de Hess y un culto a su persona. El diario Bild publicó ayer una foto a media página del cadáver amortajado de Hess que solo le han podido suministrar miembros de la famila. En sus páginas interiores, ha comenzado una serie sobre Hess, en la que éste es presentado como una víctima, y el antisovietismo llega a extremos tan grotescos como asegurar que los guardianes rusos torturaban a Hess dándole de comer arenques en vinagre para agudizar la úlcera de duodeno del prisionero.

La foto del muerto, bajo la cual aparece una joven con los senos al aire, ha sido publicada cuando aún no habían transcurrido 24 horas de la entrega del cadáver a la familia por parte de las fuerzas aliadas. El diario sensacionalista pertenece a la editorial Springer, con la que el hijo ha firmado un contrato en exclusiva para narrar los pormenores de la vida y muerte de su padre.

Ayer, el diario Express de Colonia se hizo eco de esta indignación, compartida por muchos alemanes, y anunció que no publicará una línea más sobre Hess.

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