Un absoluto silencio rodea el secuestro del hijo del vicecónsul de España en Manaos
Un absoluto silencio rodea el secuestro del niño español Modesto Nova Rivas, ocurrido en Manaos, capital del Estado de Amazonas, en la mañana del pasado miércoles. El niño tiene diez años y es hijo del vicecónsul de España en aquella ciudad, David Modesto Nova Rivas, natural de Galicia.
Las precauciones adoptadas por la familia y por las autoridades son tantas, que el subsecretario de Seguridad Pública de Amazonas admitió llamarse Lasmar, negándose a cualquier otro detalle sobre su identidad.
Se ha divulgado, sin embargo, que en la tarde del jueves la familia recibió una llam...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
Un absoluto silencio rodea el secuestro del niño español Modesto Nova Rivas, ocurrido en Manaos, capital del Estado de Amazonas, en la mañana del pasado miércoles. El niño tiene diez años y es hijo del vicecónsul de España en aquella ciudad, David Modesto Nova Rivas, natural de Galicia.
Las precauciones adoptadas por la familia y por las autoridades son tantas, que el subsecretario de Seguridad Pública de Amazonas admitió llamarse Lasmar, negándose a cualquier otro detalle sobre su identidad.
Se ha divulgado, sin embargo, que en la tarde del jueves la familia recibió una llamada telefónica de los secuestradores exigiendo el pago de un rescate de 10 millones de cruzados (unos 25 millones de pesetas) para libertar al niño. Hubo por tanto un silencio de más de 24 horas por parte de los secuestradores antes de ex¡gir el rescate.
[La cifra pedida por los secuestradores ha sido confirmada por fuentes de la Oficina de Información Diplomática (OID)].
La familia no ha querido facilitar más informaciones a la Prensa, aunque el subsecretario Lasmar admitió que hay disposición de pagar inmediatamente el rescate. El mismo funcionario afirmó que la policía se mantiene al margen del caso para preservar la vida del niño.
Manaos, ciudad de poco más de 300.000 habitantes, se encuentra a unos 4.000 kilómetros de distancia de Río de Janeiro y está enclavada en medio de la selva amazónica y a orillas del río Amazonas. La ciudad tiene una zona franca con un gran número de empresas multinacionales, marcadamente dedicadas a la producción de aparatos electrónicos.