Reportaje:

Lola González

La voluntad de resistir frente a la desgracia

Lola González Ruiz, abogada super-viviente de la matanza de Atocha y reciente candidata de Izquierda Unida al Parlamento Europeo, ha encontrado, a los 40 años, algo parecido a esa estabilidad plana y sin sobresaltos que la vida le había negado sistemáticamente y que ella ha obtenido ahora a fuerza de resistir. Vinculada a la oposición antifranquista desde 1965, cuando estudiaba Derecho, tuvo que vivir, primero, en 1969, el extraño suicidio de su novio, Enrique Ruano, en presencia de la policía, y después, en 1977, el asesinato de su marido, Javier Sauquillo, a manos de pistoleros de ultraderec...

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Lola González Ruiz, abogada super-viviente de la matanza de Atocha y reciente candidata de Izquierda Unida al Parlamento Europeo, ha encontrado, a los 40 años, algo parecido a esa estabilidad plana y sin sobresaltos que la vida le había negado sistemáticamente y que ella ha obtenido ahora a fuerza de resistir. Vinculada a la oposición antifranquista desde 1965, cuando estudiaba Derecho, tuvo que vivir, primero, en 1969, el extraño suicidio de su novio, Enrique Ruano, en presencia de la policía, y después, en 1977, el asesinato de su marido, Javier Sauquillo, a manos de pistoleros de ultraderecha.

La pérdida de Ruano, cuya muerte jamás ha sido explicada, fue el primero de sus naufragios. Más tarde, en 1977, rehecha su vida a duras penas, el atentado de Atocha la dejó gravemente herida a la par que le arrebataba, de nuevo, al segundo hombre de su vida, el abogado laboralista Javier Sauquillo."A mí me han ido desbaratando los planes personales sistemáticamente", resume en frase escueta. Mujer reflexiva, Lola González pertenece a esa clase de personas que desde muy jóvenes seleccionan y míman sus proyectos personales: de ahí que sea tan duro desprenderse de ellos por imposición externa. Ahora, de sus planes más queridos sólo le queda la sobria satisfacción de haber sido consecuente. La felicidad, sin embargo, es ya algo lejano que ha dejado de buscar: hoy sólo aspira al estricto vivir de cada día. "Estoy tranquila. Me he quedado voluntariamente a vivir en Santander, que es donde tengo mis raíces y donde he pasado mis mejores años. Vivo sola, y ése es mi proyecto actual; pero tengo relaciones de pareja, y estoy contenta. No me gusta hacer planes de futuro, pero tampoco los rechazo, porque si no te planteas algo de futuro vas de ala". Dejó el PCE y luego volvió. "Para cambiar algo tienes que involucrarte. El cambio del PSOE pudo ser válido, pero me ha decepcionado: la Constitución es más progresista que su desarrollo". Actualmente trabaja en el Servicio Jurídico de Justicia de Santander y se muestra interesada en el movimiento ciudadano.

La mayoría de sus compañeros universitarios están hoy en el poder o han alcanzado la plenitud profesional: lo tienen casitodo y, desde tal bonanza, algunos han olvidado el valor del riesgo o la gimnasia mental necesaria para volver a empezar de cero. Otros han optado por la búsqueda de la felicidad personal. Ella, se ha quedado sin ninguna de las dos salidas y sólo ha recogido, en estos 10 años, el triple dolor de su cuerpo dañado y sus amores rotos. Pero no echa en cara a ninguno su mejor suerte. "Yo he sobrevivido gracias a mis amigos".

"Después del atentado, me mantuve, pero en el 80 hice paf, quería desaparecer del mapa. No tenía esperanza ni ganas de vivir. Y me dejé morir". La crisis coincidíó con el anuncio del juicio del crimen de Atocha. A punto de rriorir de inanición voluntaria, fue ínternada en el hospital de: Valdecíllas hasta su recuperación. "Fue un combate de boxeo entre la vida y la muerte en el que me dí cuenta de que morirte no es tan fácil".

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