Los candidatos italianos, faltos de garra política

La campaña electoral italiana entra hoy en la recta final, después de tres semanas en las que la monotonía, la ausencia de propuestas y, sobre todo, la falta de mordiente de los líderes políticos ante el compromiso de los próximos 14 y 15 de junio se han convertido en moneda común. Dos encuestas publicadas por el diario Corriere della Sera y el semanario Europeo reflejan la escasa popularidad que despiertan los políticos italianos en su país, algo que sus asesores de imagen intentan sin demasiado éxito modificar.

ENVIADO ESPECIAL, El democristiano Giulio Andreotti es el único que ob...

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La campaña electoral italiana entra hoy en la recta final, después de tres semanas en las que la monotonía, la ausencia de propuestas y, sobre todo, la falta de mordiente de los líderes políticos ante el compromiso de los próximos 14 y 15 de junio se han convertido en moneda común. Dos encuestas publicadas por el diario Corriere della Sera y el semanario Europeo reflejan la escasa popularidad que despiertan los políticos italianos en su país, algo que sus asesores de imagen intentan sin demasiado éxito modificar.

ENVIADO ESPECIAL, El democristiano Giulio Andreotti es el único que obtiene un aprobado muy justo en las simpatías del público entre una lista de 10 políticos. Detrás figuran con suspenso el secretario general del Partido Socialista de Italia (PSI) Bettino Craxi; el del Partido Republicano (PR), Giovanni Spadolini; el vicepresidente del último Gobierno pentapartido, el democristiano Arnaldo Forlani; el secretario del Partido Comunista de Italia (PCI), Alesandro Natta; y sólo en sexto lugar, el líder democristiano, Ciriaco de Mita.Los principales partidos han contratado por vez primera en unas elecciones los servicios de las mejores agencias de publicidad nacionales, y en algunos casos extranjeras -la Democracia Cristiana (DC) ha escogido una agencia francesa que colaboró en la campaña de Chirac y de Mitterrand-, con el fin de atraer al electorado.

Todo esto no parece haber cuajado demasiado. Los eslóganes electorales son repetitivos y no logran hacer comprender el mensaje.

De Mita insiste en repetir que no es cierto que estas elecciones no vayan a cambiar nada. Afirma que por primera vez existe la posibilidad de que la DC pueda ser superada por una alternativa de izquierdas en tono al PCI, algo, por otra parte, que los observadores juzgan como imposible, ya que socialistas, socialdemócratas, republicanos y liberales -los aliados del último Gobierno junto a la DC-, e incluso los radicales, lo han descartado.

De Mita afirma que el panorama político italiano sólo ofrece en estos momentos dos vías posibles: una coalición en torno a la DC, o bien otra controlada por el PCI. El líder democristiano acusa a los ex aliados del Gobierno pentapartido de buscar sólo el poder y desentenderse en la elaboración de un programa común de gobierno. "Piensan en sustituir a la DC, piden el voto para derrotarla, pero luego ejercen la colaboración con nosotros'.

Las palabras van dirigidas a Craxi, el hombre que durante tres años y medio dirigió el Gobierno pentapartido y cuyo rechazo en ceder la presidencia del Consejo de Ministros a un democristiano precipitó en marzo pasado la crisis política italiana. Craxi ha sido el primer político italiano que sale más fuerte de una crisis después de tanto tiempo de permanencia al frente del poder; si después de estas elecciones se rehace el pentapartido, el líder socialista será aún más exigente con sus colaboradores políticos.

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De Mita y Craxi han moderado, en la recta final de la campaña el tono de insultos, y subrayan incluso que no tienen un veto preconcebido contra una coalición presidida por un democristiano o por un socialista. En esa línea de querer restañar viejas heridas, 39 políticos democristianos, entre ellos Andreotti y Forlani, han recomendado a De Mita que no cierre la puerta a un diálogo con el PSI.

Mientras, Craxi acusa a la Iglesia católica de haber organizado una campaña electoral paralela en favor de la Democracia Cristiana. "Es grave", dice, "que se repitan intervenciones de destacados representantes religiosos que van más allá de los límites de la prudencia y del respeto por la libertad política de los electores".

La última polémica la ha suscitado la revista de los jesuitas Civiltà Cattolica, que afirma que la crisis italiana por primera vez ha puesto al país frente al dilema concreto de elegir entre la DC y el PCI.

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