LA GUERRA DE LOS KURDOS

Instrumentos de un conflicto ajeno

Un anuncio en la sección de Agenda del diario iraquí en lengua inglesa The Bagdad Observer recoge las propuestas de vacaciones para este verano del Departamento de Viajes y Turismo. Entre ellas llaman la atención las "excursiones a la zona norte de Irak, a lugares de interés como Sararesh, Sarsang y Dokan, en las provincias de Arbil, Duhok y Suleimaniya". Las "provincias del norte", como eufemísticamente se denomina en Irak a esos territorios kurdos, están, sin embargo, vedadas al periodista.En los últimos meses, los independentistas kurdos de Irak han intensificado la lucha armada ...

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Un anuncio en la sección de Agenda del diario iraquí en lengua inglesa The Bagdad Observer recoge las propuestas de vacaciones para este verano del Departamento de Viajes y Turismo. Entre ellas llaman la atención las "excursiones a la zona norte de Irak, a lugares de interés como Sararesh, Sarsang y Dokan, en las provincias de Arbil, Duhok y Suleimaniya". Las "provincias del norte", como eufemísticamente se denomina en Irak a esos territorios kurdos, están, sin embargo, vedadas al periodista.En los últimos meses, los independentistas kurdos de Irak han intensificado la lucha armada que, desde hace tres decenios, les enfrenta al régimen de Bagdad y sobre la que los medios de comunicación iraquíes, bajo control estatal, mantienen un absoluto silencio. El Partido Democrático de Kurdistán (PDK) y la Unión Patriótica de Kurdistán (UPK), principales grupos guerrilleros kurdos de Irak y tradicionales enemigos por su actitud hacia el Gobierno central, parecen actuar ahora de común acuerdo. Sus acciones -sobre todo de sabotaje- han provocado una brutal respuesta gubernamental: la evacuación y destrucción de pueblos completos, con el fin de establecer una especie de cordón sanitario que evite la connivencia de la población rural con la guerrilla.

La última operación de tierra quemada, llevada a cabo a finales del mes de abril, ha arrasado, según fuentes occidentales de Bagdad, 21 poblaciones en las provincias de Dohuk y Arbil. Sus habitantes han sido trasladados por la fuerza a áreas controladas por el Gobierno. Con estas medidas, el régimen que dirige Sadaín Husein pretende proteger zonas de especial interés estratégico como la carretera Bagdad-Mosul-Turquía y el oleoducto Kirkuk-Ceyhan.

Dos décadas de revueltas e insurrección por parte de los kurdos iraquíes parecían haber terminado en 1975 con la firma del tratado de Argel. Irak aceptó compartir el río Chat el Arab (confluencia del Tigris y el Éufrates) en la cabecera del golfo Pérsico a cambio de que Irán retirara su apoyo al histórico dirigente kurdo Mustafá Barzani, cabecilla de la revuelta que, desde 1961, mantenía en jaque a Bagdad y que ni siquiera la concesión de una limitada autonomía en 1974 había logrado acallar.

Reactivación

La lucha arrnada separatista kurda se reactivó en todos sus frentes a raíz del estallido de la guerra irano-iraquí, en septiembre de 1980. El esfuerzo bélico hizo disminuir la presión sobre los territorios kurdos de ambos países. Huelgas estu diantiles, secuestros de extranjeros y enfrentamientos localizados empezaron a hacerse frecuentes en la región montañosa del noreste iraquí hasta e punto de obligar a Bagdad a firmar, en diciembre de 1983 una tregua con la UPK.Por otra parte, las dificultades para controlar esas zonas las convirtieron en un santua río para los kurdos de Turquía que huían de la represión de sencadenada por el régimen militar que se había implantado en 1980 en Ankara. Más menos organizados sobre suelo iraquí, cruzaban la frontera para realizar sus operaciones y regresaban a ponerse a cubíerto. Estos hechos y la distracción de fuerzas que para Bagdad supone la insurrección norteña llevan a los Gobiernos de ambos países a firmar, en octubre de 1984, un pacto que prevé que sus ejércitos puedan efectuar incursiones en el territorio vecino, en persecución de los terroristas, de hasta cinco kilómetros de profundidad y tres días de duración. En la práctica, una prerrogativa para el Ejército turco, ya que el iraquí se encuentra demasiado ocupado en el Este.

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Irán, por su parte, se negó a firmar un acuerdo similar con Ankara por considerar que la iniciativa turca "incrementa la tensión en la región y pone en peligro su seguridad".

A ambos lados de la frontera irano-iraquí los kurdos son utilizados por los protagonistas del conflicto. Respaldados por Bagdad, los kurdos de Irán, especialmente los del Partido Democrático del Kurdistán de Irán (PDKI), están operando desde el Kurdistán iraquí contra Teherán.

Los kurdos iraníes participaron en el derrocamiento del sha, pero tras la implantación del régimen islámico del ayatolá Ruhola Jomeini perdieron todas las esperanzas de mejorar su situación. Desde entonces luchan, sin éxito, por un mínimo de autonomía interna que el Gobierno les niega.

Mientras tanto, Teherán apoya a los hombres del PDK iraquí y se sirve de ellos. El éxito de la última ofensiva iraní en el frente norte (Kerbala 10) se ha debido en buena medida al apoyo logístico de los peshmerga (guerrilleros kurdos).

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