Suharto amplía su mayoría política en el régimen autoritario de Indonesia

ENVIADO ESPECIAL, La amplia victoria del partido oficial, Golkar, en las elecciones generales y regionales celebradas el jueves en Indonesia refuerza el futuro del presidente Suharto y su régimen autoritario, con 21 años en el poder. La pérdida de influencia política del proislámico Partido para la Unión y el Desarrollo (PUD) podría radicalizar el ambiente político indonesio.

La ligera subida de votos en las filas del progresista Partido Democrático de Indonesia (PDI) no representa ninguna inquietud para Suharto, que, en marzo de 1988, será reelegido para un sexto mandato quinquenal.Con...

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ENVIADO ESPECIAL, La amplia victoria del partido oficial, Golkar, en las elecciones generales y regionales celebradas el jueves en Indonesia refuerza el futuro del presidente Suharto y su régimen autoritario, con 21 años en el poder. La pérdida de influencia política del proislámico Partido para la Unión y el Desarrollo (PUD) podría radicalizar el ambiente político indonesio.

La ligera subida de votos en las filas del progresista Partido Democrático de Indonesia (PDI) no representa ninguna inquietud para Suharto, que, en marzo de 1988, será reelegido para un sexto mandato quinquenal.Con un 34% de los votos contabilizados, el Golkar obtiene el 72% (frente al 64% en 1982); el PUD, 161% (28% en los anteriores comicios), y para el PDI los resultados arrojan un porcentaje del 11% (8% en 1982).

El objetivo electoral del Golkar era superar la barrera del 70% de votos, lo que logra ampliamente, a falta de conocerse los resultados definitivos, que sólo llegarán dentro de varias semanas.

Resulta significativo que el Golkar haya ganado en las 27 provincias de Indonesia, incluido el feudo tradicional de los musulmanes, la provincia de Aceh, en el oeste de Sumatra, donde el PUD siempre había mantenido un amplio margen de victoria.

En Yakarta, la capital de Indonesia, el Golkar mantiene igualmente una amplia mayoría, registrándose una pérdida de votos para el PUD, sin que el PDI, apoyado por los católicos, los jóvenes y la clase media, obtenga realmente márgenes que puedan inquietar al poderío político del partido de Suharto, que agrupa las fuerzas de la Administración y cuenta con el apoyo del influyente Ejército de Indonesia.

El partido proislámico del PUD, que fue foco de disturbios violentos en la anterior elección de 1982, ha canalizado, hasta el momento, a la oposición moderada al poder de Suharto, sobre todo entre las Filas musulmanas, en un país en el que el 90% de la población practica esta religión.

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La ventaja para Suharto es que el islam tiene en Indonesia una menor connotación política que en otros países. ¿Hasta cuándo? En 1982, los dirigentes islámicos vivían bajo la euforia de la revolución islámica iraní, mientras que hoy las gentes más moderadas parecen acomodarse a un sistema de prácticas religiosas, sin perder las tradiciones esenciales indonesias, principalmente en la -Isla de Java, donde residen unos 100 millones de personas.

El temor, a largo plazo, es que en el momento en que Suharto, de 65 años de edad, traspase el poder a otros dirigentes, los radicales islámicos opten por otras vías de expresión que las organizadas por el actual régimen.

Reactivación económica

El refuerzo del Golkar debería servir a Suharto para intentar reactivar la economía, cm un país muy dependiente de las exportaciones de petróleo. La. población está descontenta por la devaluación de un 3 1 % de la rupia indonesia el pasado septiembre, que originó una escalada de la inflación.Por otro lado, el desempleo real afecta a más del 30% de la población activa. Y las autoridades indonesias deben hacer frente a una deuda exterior superior a los 30.000 millones de dólares (3,8 billones de pesetas).

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