LA CRISIS DE LOS REHENES

El FBI investiga un intento de encubrir el 'Irangate'

El Buró Federal de Investigación norteamericano (FBI) investiga un supuesto intento de encubrimiento del Irangate por parte de los principales implicados en el escándalo. El intento se descubrió por mensajes almacenados en ordenadores que los responsables de la operación pensaban que estaban ya borrados, informó ayer Los Angeles Times. Ronald Reagan testificó también ayer ante la comisión Tower, que investiga la actuación del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) en la operación iraní, mientras el público se preguntaba los motivos del intento de suicidio de Robert McFarlane.

El presid...

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El Buró Federal de Investigación norteamericano (FBI) investiga un supuesto intento de encubrimiento del Irangate por parte de los principales implicados en el escándalo. El intento se descubrió por mensajes almacenados en ordenadores que los responsables de la operación pensaban que estaban ya borrados, informó ayer Los Angeles Times. Ronald Reagan testificó también ayer ante la comisión Tower, que investiga la actuación del Consejo de Seguridad Nacional (NSC) en la operación iraní, mientras el público se preguntaba los motivos del intento de suicidio de Robert McFarlane.

El presidente se ha negado a acceder a la petición de la comisión Tower de que, en su calidad de jefe supremo de las Fuerzas Armadas, ordene al ex consejero de Seguridad Nacional, John Poindexter, y al teniente coronel Oliver North que declaren ante la citada comisión. Sería "¡legal y supondría pedirles que testifica-17an contra sí mismos", ha dicho la Casa Blanca.Reagan ha accedido finalmente a entregar a esta comisión, ante la que compareció ayer por segunda vez, "extractos relevantes" de notas personales suyas que recogen sus recuerdos de la operación iraní. Las notas, manuscritas, han sido pasadas a máquina, y los investigadores han tenido que devolverlas después de haberlas examinado.

El escándalo, que paraliza la .presidencia de Reagan, cobra cada vez más caracteres de tragedia griega, y los últimos acontecimientos confirman que va a ser una historia larga, llena de sorpresas, y que acompañará al presidente durante los dos últimos años que le quedan en la Casa Blanca. La desaparición del ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), incapacitado por un cáncer cerebral, y la crisis emocional del ex consejero de Seguridad Nacional Robert McFarlane, el arquitecto de la venta de armas a Jomeini, no impedirán llegar al fondo del asunto, dijeron fuentes del Congreso.

Algunos congresistas defendieron ayer la necesidad de acelerar la investigación para disminuir la presión sobre los principales actores del drama, y advirtieron a los investigadores y a la Prensa de que la búsqueda de la verdad no implica que se deba "acosar a las personas hasta la, tumba".

La policía ha cerrado la investigación sobre el intento de suicidio de McFarlane con la conclusión de que no ha habido delito. El ex consejero de Seguridad Nacional continuaba ayer hospital, y sus allegados aseguran que un sentimiento de fracaso profesional, derivado del hecho de que él convenció al presidente de que iniciara la operación iraní, su incapacidad para detenerla y el miedo por las futuras investigaciones le indujeron a tomar una sobredosis de tranquilizantes. Según esas fuentes, McFarlane se siente culpable de haber traicionado con su ineptitud al presidente y de haber provocado un escándalo que amenaza a la institución presidencial.

Echar tierra sobre el caso

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El. fiscal especial Lawrence Walsh, que ya ha designado al gran jurado que recogerá pruebas sobre el Irangate, ha ampliado su investigación ante las sospechas de que los protagonistas del caso intentaron enterrarlo cuando el escándalo estalló, el pasado noviembre. El FBI está revisando los datos de los ordenadores del NSC, que fuentes gubernamentales dicen que pueden clarificar la operación clandestina iraní y el desvío de fondos a la contra nicaragüense. Los mensajes electrónicos privados que se enviaban entre sí, a través de sus ordenadores personales, los responsables del NSC y sus colaboradores se grababan en el ordenador central IBM de la Casa Blanca, llamado Profs.

Los protagonistas del Contragate, el almirante Poindexter, que dirigió el NSC; su brazo derecho, Oliver North, y también McFarlane, que tenía en su casa un terminal de ordenador que le conectaba con la Casa Blanca aun después de dejar de dirigir el NSC, creían que esos mensajes desaparecían cuando ellos los borraban de sus videoterminales, pero eran almacenados automáticamente por la memoria del ordenador central.

Estos discos electrónicos, con información confidencial y comentarios informales que no estaban destinados a ser archivados, están ahora en manos del fiscal especial, que los retendrá por lo menos durante dos meses.

Embajador destituido

En atención a la nueva información ofrecida por estos registros electrónicos, la CIA ha reabierto su investigación interna sobre su propio papel en el suministro de armas a la contra durante el período en que éste estuvo prohibido por el Congreso. Uno de los mensajes enviados por North describía con detalle el papel del jefe de la estación de la agencia de espionaje en Costa Rica, que ha sido destituido.

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