Felipe González niega que el Ejecutivo atraviese momentos de crisis

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El presidente del Gobierno, Felipe González, ofreció ayer un mensaje de tranquilida que desmentía implícitamente la posible impresión de que el Gobierno atraviese momentos de crisis debido a les conflictos estudiantiles, los problemas en Melilla y la falta de concertación social. González señaló que "éste no es ni mucho menos el peor momento del Gobierno; hay un proyecto que sigue adelante, aunque nos encontremos con alguna distorsión".

El presidente del Gobierno hizo estas declaraciones a los informadores en el Congreso de los Diputados, donde acudió para clausurar unas jornadas pa...

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El presidente del Gobierno, Felipe González, ofreció ayer un mensaje de tranquilida que desmentía implícitamente la posible impresión de que el Gobierno atraviese momentos de crisis debido a les conflictos estudiantiles, los problemas en Melilla y la falta de concertación social. González señaló que "éste no es ni mucho menos el peor momento del Gobierno; hay un proyecto que sigue adelante, aunque nos encontremos con alguna distorsión".

El presidente del Gobierno hizo estas declaraciones a los informadores en el Congreso de los Diputados, donde acudió para clausurar unas jornadas parlamentarias del Grupo Socialista. González recalcó su "apoyo total a la política progresista del Ministerio de Educación", y aseguró que le preocupaban los brotes de violencia y la pérdida de horas de clase de los estudiantes. El jefe del Ejecutivo defendió el derecho de manifestación, pero pidió respeto a la legalidad y "el respaldo y afecto" de la opinión pública para la policía.La intención del presidente del Gobierno al mantener un breve coritacto con los informadores parecía obedecer a un deseo de dejar en el ambiente un mensaje de tranquilidad más que una intención de profundizar en cada uno de los problemas y conflictos sociales. Tras descartar que éste fuera uno de los peores momentos del Gabinete que preside, dejó claro que el Gobierno tiene un proyecto que lleva adelante aunque surjan "distorsiones" en algunos momentos.

Después del conflicto estudiantil, la segunda de las "distorsiones" que abordó González fue la situación en Melilla, sin permitir que se le hicieran preguntas tras su declaración. "La situación tiende a calmarse y la convivencia se va a restablecer", señaló González, quien anunció "medidas de inversión en la zona" como instrumento de ayuda al restablecimiento del clima de convivencia.

El presídente del Gobierno realizaba estas declaraciones cuando simultáneamente se desarrollaba el congreso extraordinario de Alianza Popular. "Nada sería más inoportuno que yo opinara sobre el congreso de un partido que tiene que resolver su futuro. Será bueno que resuelvan sus problemas, porque necesitamos tener un interlocutor en el partido más importante de la oposición".

Felipe González se refirió brevemente a las negociaciones híspano-norteamericanas para la reducción de los efectivos de EE UU en España, y afirmó: "Son unas negociaciones duras y difíciles que van a tardar tiempo en resolverse".

En cuanto a las prolongadas negociaciones para constituir Gobierno en el País Vasco, González sólo hizo un llamamiento a la responsabilidad. "No soy quién para pronunciarme sobre cuál Gobierno debe constituirse, pero creo que hay que hacer una llamada a la responsabilidad de todos y espero que se pueda llegar a un acuerdo".

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En esa línea tampoco quiso hacer ninguna declaración formal sobre la falta de acuerdo entre empresarios y sindicatos para llegar a la concertación social en el presente año. "Tengo, esperanza de que se recupere el diálogo, pero no soy yoquien lo tiene que decir". González aprovechó la ocasión para afirmar que, según sus previsiones, 1987 terminará con una inflación de un 5%.

La unidad europea

El presidente del Gobierno clausuró las jornadas parlamentarias socialistas dedicadas a la proyección internacional del Parlamento español con un largo discurso, en el que hizo una encendida defensa de la unidad europea. Al final dedicó unas palabras para contestar a las reiteradas críticas de la oposición según las cuales el Parlamento no funciona. "Lo último que puede hacer un parlamentario es criticar el Parlamento, porque se entra en una dinárnica que no se sabe a dónde conduce".

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