Tribuna:LOS MANDRILES

Itziar Velasco

Itziar Velasco es miembro de la Comisión Negociadora del Sindicato de Estudiantes y del Consejo Escolar del Instituto de Bachillerato "La Estrella", de Madrid. Itziar Velasco va a hablar del movimiento estudiantil, el día 28, en el Siglo XXI. "Que se note que existimos", dice Itziar Velasco, que tiene 17 años, la melena revuelta por la mano de la Historia, los ojos grandes y la sonrisa irónica. Itziar no es necesariamente bella, pero de su camisa abierta emerge un cuello esbelto que es como el tallo fino y firme de toda su adolescencia violenta y delicada. "He ido a manifestaciones desde peque...

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Itziar Velasco es miembro de la Comisión Negociadora del Sindicato de Estudiantes y del Consejo Escolar del Instituto de Bachillerato "La Estrella", de Madrid. Itziar Velasco va a hablar del movimiento estudiantil, el día 28, en el Siglo XXI. "Que se note que existimos", dice Itziar Velasco, que tiene 17 años, la melena revuelta por la mano de la Historia, los ojos grandes y la sonrisa irónica. Itziar no es necesariamente bella, pero de su camisa abierta emerge un cuello esbelto que es como el tallo fino y firme de toda su adolescencia violenta y delicada. "He ido a manifestaciones desde pequeña, desde que tenía edad para pensar". Itziar tiene la voz oscura, la cabeza en llamas y las zapatillas rosa. "No disponemos de una enseñanza de calidad, no se nos evalúa como personas, no se nos forma". Itziar cree en el derecho a la educación, odia la selectividad, asegura que hoy no se selecciona a los mejores y puntualiza que "nosotros empezamos antes que en Francia". "Hoy no se selecciona a los mejores". Itziar pegó el estirón generacional en las pasadas manifestaciones, se ha hecho mujer en una huelga, como antes se hacían o las hacían mujeres en un pajar. Sólo que es mejor lo de la huelga. Itziar Velasco, o sea, sigue en el tema, y habrá que ir al XXI a verla y escucharla, como se va a ver los Ojos del Guadiana, porque siempre es enceguecedor el espectáculo de lo que nace, y la naciente Itziar es lo que Jorge Guillén hubiera definido como "frescor hacia forma". Aún menos forma que frescor. Pero se está formando a sí misma o la Historia la está formando, a no ser que la Historia sea ella, y no la matrona celulítica de las alegorías. "Que se note que existimos".La adolescencia en sombra nos desconcierta siempre, nos coge desprevenidos, pues que su primera exigencia, por encima o por debajo de reivindicaciones locales, es una exigencia casi metafísica, casi unamuniana, en estos días presididos por la sombra inmensa de Unamuno: existir y que se note. La primera generación del milenio se ha puesto en marcha, de Pekín a París pasando por Madrid, pasando por Itziar Velasco.

Los políticos están zumbados (Chirac) ante el fenómeno, pues que la movida mundial/juvenil tiene mayor tamaño de lo que los propios estudiantes creen: es el futuro que viene a nuestro encuentro, desideologizado y níveo/nuevo. Lo que aquí en Madrid corporaliza Itziar Velasco, muchacha/manadero que hace viejo y mentiroso al siglo XX. Ella es ya luminosa como un siglo: el XXI.

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