Cartas al director

Dichosas autonomías

La cosa no parece tener remedio. Hasta en los discursos oficiales y en los editoriales de los periódicos más importantes, a las comunidades autónomas se les llama ya, sin empacho, autonomías, así, con minúscula y todo. Comenzamos con el dicho Estado de las autonomías y hemos acabado con esto.Imagine el lector que a los cantones suizos o a los länder (países) alemanes los llamáramos federalidades, o a las regiones italianas regionalidades, tomando el principio formal por el sujeto institucional, el contenido por el continente.

Es bien sabido que las comunidade...

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La cosa no parece tener remedio. Hasta en los discursos oficiales y en los editoriales de los periódicos más importantes, a las comunidades autónomas se les llama ya, sin empacho, autonomías, así, con minúscula y todo. Comenzamos con el dicho Estado de las autonomías y hemos acabado con esto.Imagine el lector que a los cantones suizos o a los länder (países) alemanes los llamáramos federalidades, o a las regiones italianas regionalidades, tomando el principio formal por el sujeto institucional, el contenido por el continente.

Es bien sabido que las comunidades autónomas no agotan toda la autonomía del Estado, Estado que debiera llamarse autonómico antes que de las autonomías, como otros Estados son, por ejemplo, federales y no de las federalidades.

Horrorosa denominación esta de autonomías por comunidades autónomas. Vamos ya acostumbrándonos a decir, oír o leer expresiones como éstas: "El Banco Europeo concederá créditos a las autonomías", o "Las autonomías aprueban el proyecto financiador del Estado", etcétera.

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¡Donosa aportación al Derecho político comparado y al continuo envilecimiento de nuestra lengua, si es que no participan de él las mismas autonomías!- Parlamentario europeo.

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