Shiíes y palestinos ignoran un alto el fuego acordado en la capital siria

Armas de todos los calibres escupían fuego en los frentes libaneses enlos que se enfrentan milicianos shiíes de Amal y feyadin de todas las tendencias palestinas en el momento -las tres de la tarde de ayer- en que debía comenzar la aplicación de un acuerdo de alto el fuego apadrinado por Siria y suscrito en Damasco.

La ausencia de Al Fatah, el grupo de Yasir Arafat, mayoritario entre los combatientes palestinos, en las negociaciones desarrolladas en Damasco arroja una seria duda sobre la eficacia del acuerdo de cese de hostilidades. En su consecución intervinieron sirios, libaneses e ir...

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Armas de todos los calibres escupían fuego en los frentes libaneses enlos que se enfrentan milicianos shiíes de Amal y feyadin de todas las tendencias palestinas en el momento -las tres de la tarde de ayer- en que debía comenzar la aplicación de un acuerdo de alto el fuego apadrinado por Siria y suscrito en Damasco.

La ausencia de Al Fatah, el grupo de Yasir Arafat, mayoritario entre los combatientes palestinos, en las negociaciones desarrolladas en Damasco arroja una seria duda sobre la eficacia del acuerdo de cese de hostilidades. En su consecución intervinieron sirios, libaneses e iraníes, estos últimos representados por Husein al Islam, asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán. En torno a los campamentos de refugiados palestinos del sur de Beirut se desarrollaron en la mañana de ayer luchas encarnizadas, que no habían cesado a la hora en que el alto el fuego debía entrar en vigor. Los combates fueron particularmente violentos en Chatila. Coches privados y ambulancias se abrieron paso a tiros por las calles de Beirut Oeste para llevar a los hospitales a los heridos shiíes.

La situación en la estratégica posición de Maghduch, al este de Sidón, no había variado. Los palestinos controlaban las alturas de la localidad, y Amal, los barrios bajos. Unos 3.000 vecinos viven apresados en Maghduch desde que comenzó la batalla, el pasado lunes. La Cruz Roja no ha podido llegar al pueblo para socorrerles.

"Las únicas informaciones que tenemos proceden de los habitantes que han podido huir de milagro", declaró en Beirut Nabil Constantine, presidente de un comité de ayuda a la población civil de Maghduch. "La localidad arde. La gente necesita alimentos y medicinas. Los heridos no pueden ser transportados a los hospitales porque son relegados por los combatientes, que ya tienen muchas víctimas en sus filas", añadió.

Palestinos y shiíes se disputan sangrientamente desde el pasado lunes esta localidad libanesa, que no es suya. Las informaciones procedentes de Magliduch son confusas, pero se sabe que la mayoría de sus 3.000 habitantes no han podido abandonarla. Desde hace cuatro días viven encerrados en los lugares más recónditos de sus hogares, mientras que fedayin y mificiarios de Amal se bombardean y tirotean en calles, terrazas y habitaciones exteriores.

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'Oasis de paz'

Hasta que los combatientes palestinos salidos de los campamentos de refugiados en Ain el Helue y Miyeh-Miveh arrebata ron la localidad a los shiíes, Maghduch había permanecido milagrosamente alejada de los conflictos libaneses.

El semanario beirutí Nouveau Magazine le dedicaba su portada en la edición del 20 de noviembre.

Los reporteros presentaban la población como un oasis de paz en un océano de muerte. "No tenemos agua, electricidad ni teléfono, pero, al menos, estamos en nuestras casas y cultivamos nuestras tierras", declaraba el presidente del comité de vecinos, Georges Abu Farhat.

Las gentes de Maghduch, cristianos en su mayor parte, ,atribuían el fenómeno a la protección de la Virgen de la Espera, cuya gigantesca estatua domina el pueblo. Ahora esa estatua se ha convertido en un símbolo de la más feroz batalla entre palestinos y shiíes, dos desdichadas comunidades que se disputan un lugar al sol.

Amal aseguró el jueves que sus hombres habían alcanzado la estatua de la virgen de la Espera, lo que quería decir que habían recuperado en su práctica totalidad la posición. Sin embargo, el mismo comunicado daba cuenta de una durísima resistencia palestina al desalojo.

A lo largo de esta semana, Amal ha proclamado en varias ocasiones su definitiva victoria en la batalla, aunque informadores independientes han constatado luego la persistencia de la hegemonía de sus enemigos.

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