Cartas al director

Clases y clases

Me asombro al escuchar y leer en todos los medios de comunicación social y de ámbito nacional las noticias acerca de las deudas que los partidos políticos mantienen con las entidades bancarias, ocasionadas por el impago de los préstamos que en su día les fueron concedidos para las campafias electorales.Cuando un ciudadano de a pie se decide a dar el paso de acercarse a una sucursal bancaria para solicitar de ésta la coneesión de un préstamo para reformar su casa, comprarse un coche, arreglarse la calvicie, etcétera, se encuentra con la solicitud, por parte de la entidad bancaria, de los requis...

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Me asombro al escuchar y leer en todos los medios de comunicación social y de ámbito nacional las noticias acerca de las deudas que los partidos políticos mantienen con las entidades bancarias, ocasionadas por el impago de los préstamos que en su día les fueron concedidos para las campafias electorales.Cuando un ciudadano de a pie se decide a dar el paso de acercarse a una sucursal bancaria para solicitar de ésta la coneesión de un préstamo para reformar su casa, comprarse un coche, arreglarse la calvicie, etcétera, se encuentra con la solicitud, por parte de la entidad bancaria, de los requisitos más que suficientes para, de una. manera o de otra, asegurarse lit devolución del importe prestado.

En el caso de que el ciudadano tenga la osadía die no pagar el préstamo, lo que sele viene encima es para asustarse. Y me parece no sólo correcto, sino lógico, pues no cabe la menor duda de que lo contrario sería fomentar los impagados y la choricería (perdón por la expresión).

Pero, ¿qué ocurré en el caso

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Clases y clases

Viene de la página 11de los partidos políticos? ¿Por qué, ante su morosidad, la banca no actúa? Pues bien, a mí sólo se me ocurre pensar que esa actitud sólo se explica por unos beneficios con que posteriormente son gratificados por parte de, quizá, esos mismos partidos políticos. ¿Que cuáles son esos beneficios? Pues se me ocurren muchos; por ejemplo: inspecciones menos drásticas, colocación en puestos a ciertos miembros de la banca (asesores de ministros, delegados, etcétera), creación de leyes muy beneficiosas para la banca, yo qué sé.

Volvemos a diferenciar a España y a los españoles en categorías, y eso no es bueno ni recomendable.-

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