Aprender español en Euskadi 150 niños saharauis regresan a su país tras pasar dos meses de vacaciones en el País Vasco

Ciento cincuenta pequeños embajadores de la República Árabe Saharaui Democrática. (RASD), en su mayoría huérfanos de mártires de la revolución, regresan este fin de semana a su país tras haber dado testimonio de su causa "noble y justa" durante dos meses en las tres capitales de la comunidad autónoma vasca. Los niños, invitados por los ayuntamientos vascos para, pasar el verano en Euskadi, llegaron a Bilbao, San Sebastián y Vitoria tras un rocambolesco periplo en jeep, avión y autobús, una semana después de que el Parlamento vasco aprobara una proposición de apoyo al pueblo sahar...

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Ciento cincuenta pequeños embajadores de la República Árabe Saharaui Democrática. (RASD), en su mayoría huérfanos de mártires de la revolución, regresan este fin de semana a su país tras haber dado testimonio de su causa "noble y justa" durante dos meses en las tres capitales de la comunidad autónoma vasca. Los niños, invitados por los ayuntamientos vascos para, pasar el verano en Euskadi, llegaron a Bilbao, San Sebastián y Vitoria tras un rocambolesco periplo en jeep, avión y autobús, una semana después de que el Parlamento vasco aprobara una proposición de apoyo al pueblo saharaui "en su lucha por la independencia".Una parte de los 150 niños llegados de la RASD, abandonó el País Vasco a mediados de esta semana. El resto de los invitados saharauis, abandona hoy Euskadi con destino a su país. El miércoles pasado se celebró la ceremonia de despedida en Vitoria, que consistió en la plantación de un roble en Vitoria en señal de amistad entre los dos pueblos.

Bajo la mirada de las monjas del colegio Virgen Niña de Vitoria y de tres monitores saharauis que cuidan de la colonia, los niños que han pasado sus vacaciones en la capital de la comunidad autónoma se adaptaron progresivamente, poco a poco, al nuevo ambiente. En este: centro se alojaron 50 niños; otros 50, que han pasado dos semanas en Bilbao, tuvieron que ser trasladados a Vitoria ante la imposibilidad del Ayuntamiento bilbaíno de hacerse cargo de ellos. Este grupo fijó su residencia definitiva en la capital alavesa.

"Es bueno que los niños salgan, porque las condiciones allí son difíciles. Es bueno que conozcan otro ambiente. Creo que esto les ayudará muchísimo". Mohamed Salek, maestro en los campamentos de refugiados y uno de los monitores que han acompañado a la expedición saharaui, destaca la buena integración de los niños en la sociedad vasca. "Actitudes como la de los ayuntamientos de la comunidad autónoma al brindar a los chavales una oportunidad única para abandonar por una temporada el fragor de las armas nos enseñan la solidaridad con nuestra causa", afirmó.

Una inscripción en el Virgen Niña preside la entrada al colegio: "Ésta es la morada de Dios entre los hombres". El hecho de que sean monjas las que hayan atendido el centro no ha chocado con la religión islámica, profesada por los saharauis. "No tenemos problemas. Cada cual practica la religión como desea", comenta Salek.

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La colonia, muy disciplinada y representativa de lo que es hoy día la juventud saharaui, ha intercambiado experiencias con los niños vascos y ha avanzado en el aprendizaje del español, idioma obligatorio en las escuelas de la RASD desde el tercer año de la enseñanza primaria. "Queremos reflejar cómo vive, lucha y trabaja nuestro pueblo. Ésta es una oportunidad que tenemos para conocer otras formas de vida, otros aspectos que allí, en el Sáhara, no se dan".

La estancia en Euskadi no ha apartado a los niños saharauis, de entre 7 y 12 años de edad, de sus costumbres. Durante estas semanas de vacaciones han tocado su música, representado su propio teatro y ha sido necesario elaborar una dieta alimenticia acorde con sus hábitos, basada en los productos lácteos, pastas y frutos secos alternados con miel.

Convencido de que "nunca faltó la solidaridad del pueblo español con la causa saharaui, Mohamed Salek, vestido con una camiseta, que lleva grabadas la ikurriña y la bandera de la RASD, cree que "los niños también están seguros de la victoria". "Nuestra lucha está avanzando en todos los aspectos. Estamos convencidos de nuestra. causa, que es una causa justa y noble, y eso es lo más importante".

Lejos del colegio Virgen Niña, ornado con banderitas de la comunidad autónoma y de la República Saharaui y recorrido por murales de bienvenida a los pequeños, los parlamentarios vascos aprobaban en la Asamblea autónoma, una semana antes de la llegada de la colonia a Euskadi, una proposición no de ley de apoyo a los saharahuis en su lucha.

La propuesta, formulada por el grupo nacionalista y apoyada tan sólo por Euskadiko Ezkerra -PSOE y Coalición Popular votaron en contra-, declaraba que la solución al problema del Sáhara occidental pasa por el cumplimiento de las resoluciones de la ONU, "que entre otras, cosas establece la negociación directa entre las partes implicadas a efectos de crear las condiciones necesarias para la celebración de un referéndum pacífico y libre sobre la autodeterminación".

Dicha resolución terminaba instando al Gobierno español para que los representantes en la RASD gocen de la misma situación que tenían antes del cierre de sus oficinas en Madrid y posterior expulsión de España.

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