La ausencia de acontecimientos

"El acontecimiento es la ausencia de acontecimientos", dice el embajador de Francia en España, Francis Gutmann, refiriéndose a la marcha de las relaciones hispano-francesas, cargadas, años atrás, de sobresaltos. La tónica, según Gutmann, es la "normalidad". Sin embargo, fuera del palacete, pionero del barrio madrileño de Salamanca, que alberga a la cancillería gala, hay síntomas de que la normalidad en las relaciones entre los Estados español y francés ha terminado convirtiendo a los diplomáticos del vecino país en España en blancos del terrorismo.Para la diplomacia gala, las relaciones franco...

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"El acontecimiento es la ausencia de acontecimientos", dice el embajador de Francia en España, Francis Gutmann, refiriéndose a la marcha de las relaciones hispano-francesas, cargadas, años atrás, de sobresaltos. La tónica, según Gutmann, es la "normalidad". Sin embargo, fuera del palacete, pionero del barrio madrileño de Salamanca, que alberga a la cancillería gala, hay síntomas de que la normalidad en las relaciones entre los Estados español y francés ha terminado convirtiendo a los diplomáticos del vecino país en España en blancos del terrorismo.Para la diplomacia gala, las relaciones franco-españolas han sido víctimas en el, pasado de una cierta megalomanía que hacía pensar más en grandes proyectos que en el día a día de las relaciones. "Ya no hacen falta los grandes discursos: los contactos entre España y Francia se han ido multiplicando desde la entrada de España en la Comunidad Europea, y ahora, además, se generan solidaridades que antes no existían", dice un diplomático francés.

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Según este diplomático, ahora existen más convergencias de las que se podían imaginar, entre España y Francia, en zonas concretas como el Mediterráneo e Iberoamérica.

Queda la cuestión de la cooperación antiterrorista, causa de la presencia policial, día y noche, frente a la cancillería gala en Madrid. "No es sólo el terrorismo el único problema de orden público que hay entre España y Francia: hay otros, como las drogas, que explican la cooperación entre los ministerios del Interior de ambos países", sigue relatando el diplomático francés.

La diplomacia de París se llega a sorprender de la extrañeza de los españoles por las expulsiones de etarras. Según la diplomacia francesa, el proceso de cooperación antiterrorista con España viene de muy atrás, de hace al menos unos tres años, y nada tiene que ver con las circunstancias políticas concretas galas, ni con el relevo en el poder, en París, entre conservadores, socialistas y conservadores de nuevo.

Las fuentes diplomáticas francesas consultadas, por este periódico afirman que todo obedece una evolución natural. De un lado, ha pesado la idea. de que España era una democracia completamente homologada con el resto de Europa. De otro, el cambio de actitud. gala obedece también a que el, drama terrorista vivido por España comenzaba a ser sentido de un modo más cercano.

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Esto, según las fuentes citadas, dio lugar a una acción "continuada y real" no carente de la petición de contraprestaciones: Francia pidió a España que colaborara en su lucha contra los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), el misterioso origen.

Queda, en cualquier caso, una advertencia hecha por la diplomacia francesa: Francia es solidaria en la lucha antiterrorista española, pero no pretende tener nada que ver en la solución que España quiera dar a su problema vasco, que considera asunto exclusivamente interno de los españoles.

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