RELIGIÓN

La ordenación de las mujeres amenaza con dividir a la Iglesia anglicana

El sínodo general de la Iglesia anglicana, reunido desde ayer en la ciudad de York (Reino Unido), debatirá a lo largo de cinco días el informe presentado contra la ordenación de mujeres como sacerdotes. Esta discusión, que amenaza con dividir a los anglicanos, tomó en los últimos días especial virulencia a raíz de que el papa Juan Pablo II advirtiera al primado de la Iglesia anglicana, Robert Runcie, del peligro que representa para la unión de las iglesias cristianas el que las mujeres puedan ejercer como sacerdotes.

Según el informe presentado por los contrarios a la ordenación sacerdo...

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El sínodo general de la Iglesia anglicana, reunido desde ayer en la ciudad de York (Reino Unido), debatirá a lo largo de cinco días el informe presentado contra la ordenación de mujeres como sacerdotes. Esta discusión, que amenaza con dividir a los anglicanos, tomó en los últimos días especial virulencia a raíz de que el papa Juan Pablo II advirtiera al primado de la Iglesia anglicana, Robert Runcie, del peligro que representa para la unión de las iglesias cristianas el que las mujeres puedan ejercer como sacerdotes.

Según el informe presentado por los contrarios a la ordenación sacerdotal de las mujeres, una gran mayoría de los representantes anglicanos están dispuestos a abandonar sus actuales responsabilidades si se permite a las mujeres ejercer como sacerdotes. Otro sector, también contrario a la ordenación de mujeres, se muestra partidario de medidas más duras, planteando incluso la posibilidad de separarse de quienes apoyan este proyecto y crear una Iglesia aparte.Junto a esta posición radical coexiste otro grupo, contrario también a la ordenación sacerdotal de las mujeres, que se inclina por seguir guardando una estrecha relación con la Iglesia anglicana, pero manteniéndose fieles a la tradición de un sacerdocio exclusivamente masculino. Esta polémica se arrastra desde 1984, cuando el sínodo reunido en aquella ocasión admitió que no existen objeciones teológicas a la ordenación sacerdotal de las mujeres, dando luz verde a los preparativos necesarios para que, al igual que los hombres, tuvieran acceso a la carrera sacerdotal.

Durante los cinco días que durará el sínodo, en el que participan representantes de las tres jerarquías de la Iglesia anglicana -obispos, sacerdotes y seglares-, se dedicará exclusivamente a debatir y analizar minuciosamente el documento presentado. Pero cuando concluya no se pronunciará ningún comunicado público sobre sus conclusiones. Los trámites que aún es necesario cubrir para que resulte aprobada la ordenación sacerdotal de las mujeres, dada la estructuración de la Iglesia de Inglaterra, pasan por la elaboración de un proyecto legislativo. Éste deberá ser revisado por una serie de comités y aprobado posteriormente por los dos tercios de la mayoría de cada una de las jerarquías que integran el sínodo.

En contraste con la división reinante en el sínodo, los sondeos de opinión realizados reflejan que el 79% de los británicos y el 84% de los anglicanos son favorables a la ordenación de las mujeres. Los grupos que se oponen a la ordenación de mujeres han visto sus posiciones refrendadas por la postura que ha manifestado Juan Pablo II en una carta enviada a Robert Runcie.

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