Cartas al director

El arte de matar gatos

En vísperas de su inauguración, el Centro de Arte Reina Sofia ofreció a los vecinos de Atocha una excepcional perfomance: valiéndose de perros adiestrados, mataron un cente narde gatos que vivían en las inmediaciones. Este acto cultural, inspirado en las corrientes alemanas del año 1945, no ha sido del todo comprendido por el grupo de jubilados que, día tras día, acudían solícitos a cuidar y alimentar a la gatería. Es normal, ellos no están preparados para la cultura moderna. Sin embargo, vecinos de toda condición nos hemos extrañado del métodó empleado en la carnicería. Proveniendo la ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En vísperas de su inauguración, el Centro de Arte Reina Sofia ofreció a los vecinos de Atocha una excepcional perfomance: valiéndose de perros adiestrados, mataron un cente narde gatos que vivían en las inmediaciones. Este acto cultural, inspirado en las corrientes alemanas del año 1945, no ha sido del todo comprendido por el grupo de jubilados que, día tras día, acudían solícitos a cuidar y alimentar a la gatería. Es normal, ellos no están preparados para la cultura moderna. Sin embargo, vecinos de toda condición nos hemos extrañado del métodó empleado en la carnicería. Proveniendo la idea del Ministerio de Cultura, sería más lógico que hubiesen utilizado nuevas tecnologías, como localizar las bestias con radar y desintegrarlas con rayo láser o bien, tras haber dado el visto bueno a las armas químicas de la OTAN, rociarlas con gas mostaza. Éste hubiera sido un final más posmoderno para estos juguetones animales que durante 20 años sufrieron humos y ruidos como cualquier vecino de Atocha.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En