Hauser y Menet propone un plan de viabilidad basado en el aplazamiento de las deudas con la Administración

Hauser y Menet, una de las mayores y más antiguas empresas de artes gráficas, pondrá en marcha un plan de actuación para salvar la sociedad, que, según el estudio realizado por Gestiber, se encuentra al borde de la quiebra técnica. El plan, que ya prevé beneficios en 1987, se basa en solicitar ayudas institucionales -que consistirían en dejar de pagar durante dos años la deuda con la Seguridad Social y el IVA- y abaratar costes laborales reduciendo la plantilla en un 50%, a la vez que se exige unas subidas salariales dos puntos por debajo de la inflación para 1986.

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Hauser y Menet, una de las mayores y más antiguas empresas de artes gráficas, pondrá en marcha un plan de actuación para salvar la sociedad, que, según el estudio realizado por Gestiber, se encuentra al borde de la quiebra técnica. El plan, que ya prevé beneficios en 1987, se basa en solicitar ayudas institucionales -que consistirían en dejar de pagar durante dos años la deuda con la Seguridad Social y el IVA- y abaratar costes laborales reduciendo la plantilla en un 50%, a la vez que se exige unas subidas salariales dos puntos por debajo de la inflación para 1986.

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Este proyecto se verá acompañado de un programa de inversiones destinadas a mejorar tecnológicamente las instalaciones y ampliar su mercado.El plan de Hauser y Menet -actualmente en suspensión de pagos- recoge una serie de actuaciones de carácter- urgente. En primer lugar, para hacer frente a las necesidades de financiación se propone el incumplimiento de los acuerdos sobre regulación de los pasivos exiraordinarios -cantidades resultantes del ajuste del balance- y dejar de pagar durante dos años la deuda corriente con la Seguridad Social y el IVA. A través de estos mecanismos se lograría una financiación de 786 millones. En 1988 está previsto destinar 390 millones a cancelar la deuda global.

Paralelamente, se aplazaría durante un año el pago de 50 millones de pesetas a proveedores corrientes y se cumplirían los compromisos adquiridos en la suspensión de pagos para mantener a los proveedores sujetos a la misma su nivel de financiación.

Mientras tanto se seguiría adelante con el programa de inversiones ya previsto, que en el período 1986-1988 supone un desembolso de 255 millones de pesetas, y lanzar un plan estratégico de inversiones de 288 millones en tres años, destinado fundamentalmente a la instalación de una rotativa de offset.

El abaratamiento de costes laborales -que pasaría de los 1.258,9 millones en 1986 a los 814 millones en 1988- se llevaría a cabo mediante varios mecanismos. El plan de actuación urgente subraya que la reducción de la estructura de la plantilla ha de efectuarse por medios no traumáticos, y, en consecuencia, propone un expediente rotativo de regulación temporal de empleo hasta el 30 de junio de 1987. Sin embargo, se indica que la empresa no complementará las percepciones de desempleo del INEM durante todo 1986. Simultáneamente, a través de bajas incentivadas voluntarias y jubilaciones anticipadas, se procedería a la reducción de 367 puestos de trabajo, el 50% de la actual plantilla. Las medidas laborales se completan con una pérdida de dos puntos salariales sobre el IPC previsto en 1986 y subidas iguales a la inflación en los años siguientes.

Además de estas medidas, el plan prevé la reorganización de la empresa, creando direcciones y departamentos hasta ahora inexistentes -no hay director general ni equipo de control de calidad, por ejemplo- o suprimiendo otros y potenciando el trabajo en equipo. De cara al sistema offset, que la empresa quiere potenciar, se plantea para 1987, en que se terminará de instalar la nueva rotativa, conseguir una facturación de 120 millones de pesetas en el mercado de revistas de tiradas entre 50.000 y 150.000 ejemplares.

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