Tribuna:

Exteriores

Asistimos a un interesante período de política exterior española caracterizada por una gesticulación progresista. Para empezar, los créditos concedidos a Nicaragua empiezan a ser de recibo y no limosnas a cuenta de la Hispanidad. Para continuar, la OLP va a ser considerada una organización con un anillo y una fecha por dentro y por lo tanto digna de tener delegación diplomática en Madrid. El señor Ordóñez necesita demostrarnos que una vez en la OTAN, la política exterior española no tiene por qué ser dependiente de la de Reagan y que el reconocimiento de Israel no anula esas relaciones de cord...

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Asistimos a un interesante período de política exterior española caracterizada por una gesticulación progresista. Para empezar, los créditos concedidos a Nicaragua empiezan a ser de recibo y no limosnas a cuenta de la Hispanidad. Para continuar, la OLP va a ser considerada una organización con un anillo y una fecha por dentro y por lo tanto digna de tener delegación diplomática en Madrid. El señor Ordóñez necesita demostrarnos que una vez en la OTAN, la política exterior española no tiene por qué ser dependiente de la de Reagan y que el reconocimiento de Israel no anula esas relaciones de cordial enemistad que tenemos con el mundo árabe.¿Por qué necesita demostramos el ministro de Asuntos Exteriores que nuestra política, internacional es más soberana ahora que antes del 12 de marzo? Pues para avalar la hipótesis de que desde dentro de las instituciones militaristas del sistema estamos en condiciones de discrepar de las dos puntas de lanza más agresivas de ese mismo sistema: el Departamento de Estado y el Gobierno de Tel Aviv. El hígado del electorado socialista español ha sido sometido a un duro castigo desde la conversión de Alfonso Guerra a los valores occidentales del cristianismo y necesitaba un refuerzo vitamínico. La hipótesis de que para convertir las cloacas en piscinas cubiertas primero hay que meterse en ellas no tiene "referentes" históricos, para emplear un vocablo de moda. Pero mientras tanto, los gestos alivian la crispación del personal y elevarán la moral un tanto alicaída de un importante sector electoral pasado por la piedra.

Testigos presenciales de las maneras de Morán y de Fernández Ordóñez indican que don Fernando era un filósofo tan racionalista como dubitativo y que su sucesor es un pragmático con la boca llena de frases de los más famosos utopistas. Fernández Ordóñez nos ha metido en la cloaca alternando citas de Machado con amenazas de capellán castrense años cuarenta. Citar a Antonio Machado en vano debería estar prohibido por la Constitución. Si don Antonio levantara la cabeza iba a correr a más de uno a bastonazos, porque le ha salido mucho discípulo de la piel de Barrabás.

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