Cartas al director

Mi carné del PSOE

Perdone que comience estas líneas diciéndole que en muchos aspectos me siento identificado con usted. Fuimos al mismo colegio durante la misma época, sentirnos en la adolescencia las mismas inquietudes religiosas y después luchamos en la medida de nuestras posibilidades por la llegada de la democracia a España. Es quizá por eso que al leer estas Navidades lo que usted escribía sobre el hambre, las enfermedades, la incultura y la intransigencia en el mundo, yo me emocioné; las suyas me parecían ideas muy hermosas. En gran parte fueron esas ideas las que a mí me llevaron a pedír el carné del PSO...

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Perdone que comience estas líneas diciéndole que en muchos aspectos me siento identificado con usted. Fuimos al mismo colegio durante la misma época, sentirnos en la adolescencia las mismas inquietudes religiosas y después luchamos en la medida de nuestras posibilidades por la llegada de la democracia a España. Es quizá por eso que al leer estas Navidades lo que usted escribía sobre el hambre, las enfermedades, la incultura y la intransigencia en el mundo, yo me emocioné; las suyas me parecían ideas muy hermosas. En gran parte fueron esas ideas las que a mí me llevaron a pedír el carné del PSOE hace ahora más de ocho años. Y como una forma de lucha contra esos males milité primero desde la asociación de vecinos de Majadahonda y luego como concejal de Sanidad. Procuré hacerlo con honradez y entrega, pues me parecía que así colaboraba en mejorar las condiciones de vida de mi pueblo y por extensión de todo el mundo. En la tarde del 23-F yo estaba muy nervioso y lleno de miedo. El carné del PSOE me quemaba en el cartera, lo consideraba un objeto peligroso. Pero para mí representaba demasiadas cosas y no estaba dispuesto ni a tirarlo ni a destruirlo. ¿Por qué se lo he entregado hace unos días al secretario de mi agrupación en un sobre cerrado? Pues porque para mí el sí a la OTAN significa un apoyo demasiado grande a Estados Unidos. Estados Unidos, la nación imperial que apoyó y sostuvo a Franco en España, a Salazar en Portugal, a Batista en Cuba, a Somoza en Nicaragua, a Duvalier en Haití, a Pinochet en Chile, a Marcos en Filipinas. Votar sí a una Alianza hegemonizada por Estados Unidos lo consideraría como una traición a la memoria del presidente Allende, que entregó su vida por unos ideales en los que yo creo con toda mi alma. Cuando en el PSOE se me contestó que había intereses electorales muy importantes en esta partida, algo se rompió dentro de mí. O yo estaba loco o la cúpula del partido fundado por Pablo Iglesias había perdido la cordura. Por fin se nos dijo que en aras de la disciplina los militantes partidaríos del no teníamos totalmente limitada la libertad de expresión durante la campaña del referéndum, que lo importante era dar una imagen de unidad y que habría sanciones para los disidentes. Mire entonces mi carné del PSOE con una gran tristeza y al devolverlo sentí que se me quitaba un gran peso de encima. Me encontré a la vez deprimido y a la vez con sensación de bienestar, pero sobre todo me encontré más libre para luchar por lo que yo consideraba justo.-

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