Reagan promete continuar el programa espacial, pese al desastre del 'Challenger'

"Continuaremos la exploración del espacio. Nada acaba aquí", prometió anoche el presidente Ronald Reagan en un discurso televisado, en el que calificó de "pérdida para la nación" la tragedia del transbordador espacial Challenger, que estalló ayer tras despegar de cabo Cañaveral, en Florida, causando la muerte de sus siete tripulantes y la mayor catástrofe en el cuarto de siglo de la carrera espacial. La NASA anunciaba, por su parte, la suspensión, probablemente por varios meses, del programa de vuelos tripulados y la realización de una investigación Iarga y complejo para desentrañar las causas...

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"Continuaremos la exploración del espacio. Nada acaba aquí", prometió anoche el presidente Ronald Reagan en un discurso televisado, en el que calificó de "pérdida para la nación" la tragedia del transbordador espacial Challenger, que estalló ayer tras despegar de cabo Cañaveral, en Florida, causando la muerte de sus siete tripulantes y la mayor catástrofe en el cuarto de siglo de la carrera espacial. La NASA anunciaba, por su parte, la suspensión, probablemente por varios meses, del programa de vuelos tripulados y la realización de una investigación Iarga y complejo para desentrañar las causas de la tragedia.

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El presidente se dirigió a la nación, desde el despacho Oval de la Casa Blanca, a las cinco de la tarde, hora de Washington (once de la noche de ayer, hora peninsular). El país vivía aquellas primeras horas sobrecogido por la catástrofe, mientras todas las cadenas de la televisión repetían las imágenes del lanzamiento en cámara lenta hasta el momento de la explosión, a nueve millas de altitud sobre el Atlántico y a unas 20 de la costa sureste de Estados Unidos.El lanzamiento se había producido por la mañana en cabo Cañaveral (Florida) -17.38, hora peninsular española- y apenas conocida la tragedia se anunciaba que el presidente suspendía el mensaje sobre el estado de la Unión que iba a pronunciar anoche.

El presidente, visiblemente emocionado, elogió en un discurso de cuatro minutos el coraje de los cosmonautas y aseguró que "el futuro no pertenece a los débiles de corazón, sino a los valientes". Prometió que habría "más transbordadores, más vuelos, más voluntarios, más tripulaciones, más profesores que irán al espacio".

A las seis de la tarde en Washington (medianoche en la Península), aviones y helicópteros interrumpieron la búsqueda de los restos del Challenger, mientras buques de la Armada proseguían el rastreo en un rectángulo de 50 por 100 millas marinas frente a la costa de cabo Cañaveral. Los expertos especulan con que el fallo que produjo la tragedia pudo deberse al sistema de propulsión del aparato, o a un escape en los depósitos de combustible.

Jesse Moore, administrador en funciones de la agencia espacial norteamericana (NASA), afirmó en una conferencia de prensa que la suspensión "a corto plazo" del programa de vuelos era lógica hasta que se conocieran las causas de la tragedia. A insistentes preguntas de los periodistas, Moore se negó a especular sobre el impacto a largo plazo que pudiera tener sobre el programa espacial la destrucción del transbordador. El vicepresidente, George Bush, llegó anoche a Miami para ponerse al frente de la investigación oficial sobre las causas del desastre, que ya se califica de prolongada y difícil.

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