Las largas horas de espera no impidieron el encuentro

La excarcelación de Ruiz-Mateos se retrasó más de lo previsto. Desde primeras horas de la tarde sólo faltaba que los funcionarios que han de garantizar su seguridad lo trasladaran de la cárcel de Alcalá-Meco a su domicilio. Pero, por los trámites burocráticos y quizá una no involuntaria lentitud en poner en práctica la decisión judicial, las salida sólo se produjo a las 22.20 horas de ayer. Cuarenta y tres minutos después, Ruiz-Mateos llegaba a su casa.El ex presidente de Rumasa fue hurtado por el cordón policial del acoso de los periodistas. Luego, ya en el interior de su residencia de Somosa...

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La excarcelación de Ruiz-Mateos se retrasó más de lo previsto. Desde primeras horas de la tarde sólo faltaba que los funcionarios que han de garantizar su seguridad lo trasladaran de la cárcel de Alcalá-Meco a su domicilio. Pero, por los trámites burocráticos y quizá una no involuntaria lentitud en poner en práctica la decisión judicial, las salida sólo se produjo a las 22.20 horas de ayer. Cuarenta y tres minutos después, Ruiz-Mateos llegaba a su casa.El ex presidente de Rumasa fue hurtado por el cordón policial del acoso de los periodistas. Luego, ya en el interior de su residencia de Somosaguas, se acercó por dos veces a la verja de la entrada, acompañado de su familia, para que las cámaras pudieran dar fe de su encuentro con los suyos. "Hay tiempo sobrado para hablar de Rumasa", dijo. "Ahora, después de tres años de ausencia, deseo dedicarme a mi familia". Todos estaban sonrientes.

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Las largas horas de espera a la puerta de su domicilio comenzaron a cambiar poco después de las 10 de la noche. Cinco policías nacionales reforzaron a los tres que hacían guardia en el interior del recinto del chalé. En el exterior, 20 policías, al mando de un comandante, acordonaron la entrada.

El pasillo formado para proteger la llegada del coche que transportaba a Ruiz-Mateos sirvió de bien poco, porque éste y su escolta se presentaron de improviso por una calle lateral. No se pudo evitar el torbellino de empujones para conseguir una imagen, ni el fervor de un grupo de curiosos.

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