TRIBUNALES

Un juez ordena el secuestro del libro 'Las malas compañías', sobre el 'caso Urquijo'

Un juez de primera instancia de Madrid ha ordenado la retirada de la venta del libro Las malas compañías y ha condenado a sus autores, Jimmy Giménez Arnau y Mauricio López-Roberts, a abonar cinco millones y tres millones de pesetas, respectivamente, a Diego Martínez Herrera, administrador de los marqueses de Urquijo, que había presentado ante el juez una demanda de protección del derecho al honor y a la propia imagen.El juez ha condenado también a editorial Planeta, editora del libro, a pagar a Martínez Herrera tres millones de pesetas y a Juan Tomás de Salas, editor del semanari...

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Un juez de primera instancia de Madrid ha ordenado la retirada de la venta del libro Las malas compañías y ha condenado a sus autores, Jimmy Giménez Arnau y Mauricio López-Roberts, a abonar cinco millones y tres millones de pesetas, respectivamente, a Diego Martínez Herrera, administrador de los marqueses de Urquijo, que había presentado ante el juez una demanda de protección del derecho al honor y a la propia imagen.El juez ha condenado también a editorial Planeta, editora del libro, a pagar a Martínez Herrera tres millones de pesetas y a Juan Tomás de Salas, editor del semanario Cambio 16, a abonarle un millón de pesetas. La condena contra Cambio 16 se produce por publicar una anécdota que contó Jimmy Giménez Arnau en el acto público de presentación del libro.

El libro, publicado en marzo del pasado año, llevaba el subtítulo Hipótesis íntima del asesinato de los marqueses de Urquijo y los autores hacían una reconstrucción del asesinato y un retrato de las principales protagonistas del suceso.

Uno de los autores del libro, Mauricio López-Roberts, amigo personal de Rafael Escobedo, condenado por el asesinato de los marqueses, se encuentra procesado en un segundo sumario que se mantiene abierto por el doble crimen, ocurrido en Madrid en el verano de 1980.

En la sentencia, el juez afirma que los textos demandados "contienen revelaciones que, con independencia de su certeza o falsedad, se refieren a hechos de la vida privada del demandante que atentan contra su buen nombre y reputación".

En el fallo se ordena también que se "destruyan los clisés y las planchas" de las publicaciones, relatos y fotografías.

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