Cartas al director

Dolor de muelas

Hace unos días, EL PAÍS publicaba un estudio digno de elogio en el que sacaba la conclusión de que la salud de los españoles es comparable a la del resto de los ciudadanos de la Comunidad Económica Europea. Sin embargo, en dicho estudio no se hablaba de dos aspectos de la sanidad que, en mi opinión, tienen gran importancia: la salud mental y la salud bucodental. Poco puedo decir de la primera, pues no es mi especialidad, pero como médico dentista me parece necesario opinar sobre la segunda. Para ello aprovecharé un reciente trabajo efectuado por el Ministerio de Sanidad en cooperación con la O...

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Hace unos días, EL PAÍS publicaba un estudio digno de elogio en el que sacaba la conclusión de que la salud de los españoles es comparable a la del resto de los ciudadanos de la Comunidad Económica Europea. Sin embargo, en dicho estudio no se hablaba de dos aspectos de la sanidad que, en mi opinión, tienen gran importancia: la salud mental y la salud bucodental. Poco puedo decir de la primera, pues no es mi especialidad, pero como médico dentista me parece necesario opinar sobre la segunda. Para ello aprovecharé un reciente trabajo efectuado por el Ministerio de Sanidad en cooperación con la Organización Mundial de la Salud.En él se afirma claramente que mientras en los últimos 10 años el número de caries dentales ha disminuido entre un 50% y un 80% en Europa, en España ha aumentado en ese período de tiempo en un ciento por ciento. Así, sucede que hoy en nuestro país ocho de cada 10 niños y más de un 90%, de los adultos padecen caries. Y si en Europa se obturan entre 30 y 60 caries de cada 100, en España sólo se obturan entre una y tres de cada 100.

España es un país totalmente subdesarrollado en cuanto a la salud bucodental se refiere y estamos a una distancia astronómica de los demás países de Europa en este campo. La causa de ello está en que mientras en Europa la sanidad pública se ha responsabiliza do en parte de la salud bucodental de sus ciudadanos, en España se ha dejado únicamente en manos. de la sanidad privada. Y los resultados desastrosos de esta equivocada política los recogen ahora los fríos números de la estadística. Con el agravante de que, debido al déficit de dentistas que tenemos, acudir a nuestras consultas es caro y sólo pueden cuidar su dentadura dañada las personas con elevados ingresos económicos. La sociedad no se preocupa por la salud dental de las clases más desfavorecidas, y más adelante éstas carecen de dinero para que un profesional pueda reparar su dañada dentadura. El triste final de todo ello son las consultas del seguro en las que de lunes a viernes cada uno de nosotros mutilamos a los pacientes arrancando en dos horas 40 o 50 piezas dentarias con el convencimiento íntimo de que la mayoría de ellas se podía haber salvado. Termino pidiendo a nuestras autoridades sanitarias que reflexionen sobre un estudio que ellas mismas han promovido. Que en 1985 está claro que las medidas preventivas tienen en este aspecto de la realidad una eficacia ya probada. Y afirmando que la política seguida para la salud bucodental hasta el día de hoy ha sido peor que "un dolor de muelas".-

Médico estomatólogo y miembro de la Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública.Madrid.

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