Winston Churchill

fue uno de los primeros estadistas en interesarse oficialmente por los platillos volantes, según se acaba de saber ahora, al levantarse el secreto de algunos archivos gubernamentales británicos por haber cumplido 30 años. El anciano primer ministro, intrigado por una inusual frecuencia de extraños fenómenos en la atmósfera, se dirigió al Ministerio del Aire pidiendo un informe en los siguientes términos: "¿Qué es lo que hay sobre todas estas historias de platillos volantes, qué es lo que esto quiere decir, qué hay de verdad en todo ello?" En su respuesta, el ministro del Aire,...

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fue uno de los primeros estadistas en interesarse oficialmente por los platillos volantes, según se acaba de saber ahora, al levantarse el secreto de algunos archivos gubernamentales británicos por haber cumplido 30 años. El anciano primer ministro, intrigado por una inusual frecuencia de extraños fenómenos en la atmósfera, se dirigió al Ministerio del Aire pidiendo un informe en los siguientes términos: "¿Qué es lo que hay sobre todas estas historias de platillos volantes, qué es lo que esto quiere decir, qué hay de verdad en todo ello?" En su respuesta, el ministro del Aire, lord L'Isle y Dudley, se mostró escéptico acerca de un posible origen extraterrestre de las luces avistadas en el cielo y avanzó algunas posibles explicaciones menos comprometidas: "Las misteriosas apariciones podrían deberse a fenómenos astronómicos o meteorológicos, incluso a ilusiones ópticas, cuando no se trata simplemente de aviones, globos o simplemente pájaros mas identificados".

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