La entrevista entre Mitterrand y el general Jaruzelski desata una ola de protestas en París

"Clara y sustancial". Éstos son los dos adjetivos que han servido, tanto al presidente François Mitterrand como al ministro de Relaciones Exteriores, Roland Dumas, para calificar la hora y 20 minutos de conversación mantenida en la mañana de ayer en el palacio del Elíseo entre el presidente francés y el jefe del Estado polaco, Wojciech Jaruzelski. La entrevista, la primera entre Jaruzelski y un dirigente occidental desde que asumió el poder en 1981, ha estado rodeada de grandes medidas de seguridad y acompañada por protestas y manifestaciones de los medios sindicales y políticos de la oposició...

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"Clara y sustancial". Éstos son los dos adjetivos que han servido, tanto al presidente François Mitterrand como al ministro de Relaciones Exteriores, Roland Dumas, para calificar la hora y 20 minutos de conversación mantenida en la mañana de ayer en el palacio del Elíseo entre el presidente francés y el jefe del Estado polaco, Wojciech Jaruzelski. La entrevista, la primera entre Jaruzelski y un dirigente occidental desde que asumió el poder en 1981, ha estado rodeada de grandes medidas de seguridad y acompañada por protestas y manifestaciones de los medios sindicales y políticos de la oposición.

El encuentro no ha dado lugar ni a declaraciones ni a comentarios detallados. El general Jaruzelski entró en el Elíseo por una puerta lateral, sin alfombra roja, y salió a gran velocidad sin hacer comentarios a las cuestiones abordadas. Por su parte, el presidente Mitterrand ha justificado más tarde esta cumbre improvisada, durante el Consejo de Ministros, afirmando que era "normal que hubiera relaciones de Estado a Estado entre Francia y Polonia".Más tarde, en unas declaraciones a la agencia France Presse, Jaruzelski se mostraba un poco más explícito. La entrevista del Elíseo podía, según él, "facilitar una mejor comprensión entre los dos países y eliminar ciertos malentendidos". "Francia y Polonia pueden hacer mucho por la distensión y por la paz", ha dicho Jaruzelski, "y ello en el clima creado por la cumbre Reagan-Gorbachov de Ginebra". El jefe del Estado polaco ha puesto de relieve que lo más importante era que la entrevista hubiera podido tener lugar, ya que se trataba del primer contacto a este nivel desde hace siete años.

"Las familias pueden atravesar períodos de malentendidos", ha añadido el general, que insistía en que estos episodios de fricción eran hasta cierto punto normales en unas relaciones "muy antiguas y siempre amistosas".

En sus declaraciones, hechas a bordo de un barco en el que el dirigente ha realizado un paseo por el Sena -el mismo recorrido que hizo Juan Pablo II en su visita a París-, el general Jaruzelski ha recordado que "un intercambio de puntos de vista era necesario entre Francia y Polonia, ya que los dos países están interesados en la distensión en Europa".

El general Jaruzelski ha respondido de forma evasiva a las cuestiones relacionadas con una eventual apertura política en su país. Para él lo que importa es "una Polonia fuerte, capaz de contribuir a la distensión en Europa". Dijo también que el "proceso de democratización en Polonia debería continuar".

Del lado francés, los responsables se muestran un poco más lacónicos. Mitterrand ha indicado a su interlocutor su opinión "sobre las relaciones entre el poder y la sociedad civil en Polonia", una expresión quizá demasiado diplomática para tratar los desacuerdos franco-polacos.

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Más explícitas han sido las justificaciones dadas por el primer ministro en la Asamblea Nacional. Explícitas y un poco curiosas, ya que Fabius ha dicho a los diputados que el anuncio de la visita oficial le había "turbado personalmente", y que lo había comentado así al presidente.

Fabius dijo a la Asamblea que "el interés de Francia y Polonia está en la existencia de relaciones entre ambos países y sus dirigentes" y precisó que el encuentro "no significa de ninguna forma una aprobación de Francia a la política seguida en Polonia". Según Fabius, la entrevista sirvió para "presentar las severas críticas que Francia mantiene contra el régimen polaco respecto a las libertades y los derechos humanos".

Laurent Fabius ha reconocido, en fin, que la justificación de la visita del general Jaruzelski era la más difícil que había debido dar desde que accedió al puesto de primer ministro.

Mientras tanto, un millar de personas acudieron por la mañana a la explanada de los Inválidos, convocados por los sindicatos no comunistas -la CFTC, la CFDT, la CGC y Force Ouvrière-, en protesta por la visita de Jaruzelski. Los líderes sindicales de estos movimientos figuraban en cabeza del cortejo, al que se habían unido personalidades como Yves Montand, Marek Halter y André Glucksman.

Jaruzelski viajó ayer mismo a Túnez, para proseguir su gira norafricana.

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