Cartas al director

Los donantes

Soy la esposa de un enfermo de corazón que se encuentra a la espera de ser trasplantado en la clínica Puerta de Hierro de Madrid. Mi marido y yo llevamos esperando casi un mes la llegada de ese corazón, que es la única solución para que siga con vida. Y, ¿saben?, esta espera no es nada fácil, porque es estar esperando la llegada de la muerte día tras día, impotente e inerme.Por eso me he decidido a escribir a EL PAÍS para, desde aquí, concienciar e informar a todos ustedes de que las donaciones son y siguen siendo necesarias, a sabiendas de que es difícil el contestar con un simple sí al médic...

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Soy la esposa de un enfermo de corazón que se encuentra a la espera de ser trasplantado en la clínica Puerta de Hierro de Madrid. Mi marido y yo llevamos esperando casi un mes la llegada de ese corazón, que es la única solución para que siga con vida. Y, ¿saben?, esta espera no es nada fácil, porque es estar esperando la llegada de la muerte día tras día, impotente e inerme.Por eso me he decidido a escribir a EL PAÍS para, desde aquí, concienciar e informar a todos ustedes de que las donaciones son y siguen siendo necesarias, a sabiendas de que es difícil el contestar con un simple sí al médico que viene a preguntarles si dan su consentimiento para la donación de sus órganos o de los órganos de ese familiar o amigo ya muerto. Y lo sé por propia experiencia, porque mi marido, consciente de la gravedad de la intervención, ha dejado ya firmada la donación de todos sus órganos, puesto que sabe, quizá mejor que nadie, el beneficio que con ello pueden obtener esas otras personas que, como él, aún siguen esperando.

No quiero ni pensar en la posibilidad de que cuando surja un corazón idóneo para que mi marido pueda ser trasplantado, no llegue a él por desinformación o por falta de concienciación de los posibles donantes. Y para eso escribo estas líneas, para que estén informados y concienciados, porque ¿de verdad se imaginan ustedes lo que estarían haciendo si contestan no?

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Pues ni más ni menos que privando a una persona viva del derecho a seguir viviendo, comportándose, por tanto, como dueños y señores de otra vida.

Hasta ahora, cuando se hablaba de vida o de muerte jamás llegábamos a identificarlas; antes bien, pensábamos que sus significados eran totalmente opuestos, ya que una persona sólo se moría si estaba viva. Pero ahora, gracias al progreso científico, cuando se muere o se está ya muerto se puede estar dando vida al mismo tiempo a otra persona que necesita de ese órgano vital para seguir viviendo. Piensen, por favor, en todo esto cuando tengan que dar una respuesta. Pero piensen también en que su respuesta puede estar decidiendo en ese mismo momento la vida o la muerte instantánea de otra persona. Muchas gracias.-

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