La credibilidad de un médico

El doctor Manuel Rosado necesitó pocos meses para que su consulta estuviese concurrida, por numerosas mujeres con deseos de eliminar el vello superficial o, como decía la sentencia, "el sexo femenino, deseoso de mejorar su imagen o estética".En la época en que estuvieron abiertas las clínicas de Madrid y Barcelona, llegó a tener cerca de 5.000 clientas. Además, el reclamo publicitario tuvo tal eficacia que mujeres de otras poblaciones catalanas se desplazaban a Barcelona para someterse al tratamiento supuestamente definitivo, incluso se dieron casos de señoras de fuera de Cataluña.

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El doctor Manuel Rosado necesitó pocos meses para que su consulta estuviese concurrida, por numerosas mujeres con deseos de eliminar el vello superficial o, como decía la sentencia, "el sexo femenino, deseoso de mejorar su imagen o estética".En la época en que estuvieron abiertas las clínicas de Madrid y Barcelona, llegó a tener cerca de 5.000 clientas. Además, el reclamo publicitario tuvo tal eficacia que mujeres de otras poblaciones catalanas se desplazaban a Barcelona para someterse al tratamiento supuestamente definitivo, incluso se dieron casos de señoras de fuera de Cataluña.

"Yo le di bastante credibilidad porque se trataba de un médico y ofrecía más confianza por estar titulado y, además, en aquellos tiempos era muy popular", explica Purificación. "Habitualmente no hago caso de estas cosas porque pienso que son remedios de curanderos, pero pensé que éste no era su caso". Por otra parte, Rosado había aparecido recientemente en el programa Fantástico, dirigido por José María Iñigo, donde hablaba de medicina en unos términos poco frecuentes.

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El mismo facultativo hizo públicos determinados métodos que el mismo calificó como "medicina fantástica". Aconsejaba, por ejemplo, un especial sistema para combatir los síntomas de asfixia, que en su opinión se podían combatir presionando algunos puntos de los pies a la vez que se apagaban colillas de cigarrillos encendidos en la cabeza. Un matrimonio de Murcia siguió los particulares consejos de Rosado y sometió a su hija, de dieciocho meses de edad, a estas prácticas, por las que fue internada en un hospital a causa de múltiples lesiones. La niña se recuperó de la asfixia tras administrarle oxígeno, pero las quemaduras de la cabeza le causaron transtornos graves. En 1979, Manuel Rosado daba consejos prácticos para abortar en "plan casero" en la revista Dossier Social. Entre los distintos sistemas hacía mención de los métodos de absorción, por legrado o cucharilla.

Este conjunto de especiales ideas del doctor Rosado sobre la medicina originó duras críticas del Colegio de Médicos de Madrid, hasta el punto de abrirle un expediente en el que se subrayaba la falta de ortodoxia en sus métodos. También se solicitó su inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión médica durante ocho meses.

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