La aceptación de fondos gubernamentales acentúa la división sindical

El problema del sindicato disidente minero se produce pocas semanas antes de una decisión clave para el futuro del Trade Union Congress. Antes de fin de año, los afiliados a dos de los sindicatos más fuertes del país, el de electricistas y el de mecánicos, celebrarán una votación secreta para un tema declarado tabú por el congreso sindical: la aceptación de fondos gubernamentales para la celebración de votaciones postales secretas. Ambas ejecutivas están a favor de la aceptación de ese dinero - otra de las medidas de las nuevas leyes laborales- y pretenden conocer la opinión de su base. El...

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El problema del sindicato disidente minero se produce pocas semanas antes de una decisión clave para el futuro del Trade Union Congress. Antes de fin de año, los afiliados a dos de los sindicatos más fuertes del país, el de electricistas y el de mecánicos, celebrarán una votación secreta para un tema declarado tabú por el congreso sindical: la aceptación de fondos gubernamentales para la celebración de votaciones postales secretas. Ambas ejecutivas están a favor de la aceptación de ese dinero - otra de las medidas de las nuevas leyes laborales- y pretenden conocer la opinión de su base. El Trade Union Congress ha declarado su negativa total a aceptar ese dinero y ha amenazado con expulsar de su seno a los dos sindicatos. El temor expresado por destacadas figuras del sindicalismo británico es que, si esa expulsión llegara a producirse, mecánicos y mineros disidentes podrían llegar a formar una nueva central.Para el Partido Laborista, la situación es dificil a la par que embarazosa. De acuerdo con su constitución, el partido no puede afiliar a ningún sindicato que no pertenezca al Trade Union Congress, por lo que el Union of Democratic Mineworkers no puede adherirse al Partido Laborista; sin embargo, en la práctica, y con vistas a las próximas elecciones generales, el partido no puede enajenarse la voluntad de miles de mineros en los Midlands que siempre han votado laborista y perder sus votos, como ha declarado un diputado de Nottingham: "No sé cómo podemos volver la espalda a unas personas que han votado laborista toda su vida". Máxime porque hay otros partidos dispuestos a pescar en el río revuelto.

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El líder del Partido Liberal, David Steel, ha anunciado ya su disposición a entrevistarse con los dirigentes del nuevo sindicato para discutir sus problemas. El portavoz laborista de asuntos laborales en la Cámara de los Comunes, John Prescott, ha reconocido que se trata de un "problema grave" y ha admitido que como no se le encuentre una solución la alianza de liberales y socialdemócratas realizará avances electorales.

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