Reportaje:

La ruta pirenaica del contrabando

Al menos 17 grupos transportan ilegalmente mercancías por los pasos fronterizos hispanofranceses

En la zona fronteriza de las comarcas pirenaicas de la Cerdanya, Alt Urgell y Pallars Sobirá operan al menos 17 grupos dedicados al contrabando, con un grado de. organización y medios notable, y entre ellos no existe ningún acuerdo o pacto profesional. Operan, además, otros grupos de menor entidad e incluso personas que van por libre.Cada uno de los grupos importantes está formado por cinco o seis miembros, que cuidan de los diversos aspectos de la organización: captación y compra de mercancías en el extranjero, cruce de fronteras, relaciones con los clientes, conducción d...

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En la zona fronteriza de las comarcas pirenaicas de la Cerdanya, Alt Urgell y Pallars Sobirá operan al menos 17 grupos dedicados al contrabando, con un grado de. organización y medios notable, y entre ellos no existe ningún acuerdo o pacto profesional. Operan, además, otros grupos de menor entidad e incluso personas que van por libre.Cada uno de los grupos importantes está formado por cinco o seis miembros, que cuidan de los diversos aspectos de la organización: captación y compra de mercancías en el extranjero, cruce de fronteras, relaciones con los clientes, conducción de la mercancía a destino, etcétera. Cada grupo cuenta, además, con un número variable de empleados, cuya misión principal es la de efectuar la operación propia de contrabando, es decir, el paso de frontera. Estos empleados son preferentemente portugueses: "Son muy duros, habituados a la montaña y tienen la cabeza algo averiada", explicó una de las fuentes consultadas.

Desde el momento de su adquisión, en cualquier país europeo, hasta su punto de destino, las mercancías son conducidas por un complicado trayecto. Después de ser adquiridas en los puntos de origen se importan legalmente a Andorra. Con este mecanismo los contrabandistas logran, el beneficio adicional de las bonificaciones que conceden las autoridades francesas a los productos que se exportan de los países del Mercado Común.

El posterior traslado de la mercancía a España se realiza preferentemente por la montaña a través de sendas perfectamente transitables en automóvil. Sin embargo, también se utilizan motocicletas todo terreno y hombres que cubren el trayecto a pie (de Andorra a Puigcerdà se tarda unas seis horas). La elección de un sistema u otro se efectúa en función del tipo de material a transportar, de las condiciones en que se encuentra la frontera y de la climatología reinante.

Cada grupo cuenta con sus propios lugares de paso, tres o cuatro en cada caso, que utilizan habitualmente. En algunas ocasiones también se sirven de las corrientes de agua. En-estos casos los materiales son convenientemente embalados en contenedores impermeables y se dejan a merced de la corriente. Un experto piragüista sigue también el curso del río para evitar que los fardos puedan quedar enganchados en algún recodo. En ocasiones excepcionales, cuando las ,características del envío no dejan otra opción, el material se introduce en. España por las aduanas.

Tráfico 'asegurado'

Para sus operaciones los contra bandistas cuentan siempre con el correspondiente seguro. Jamás utilizan una senda que tenga puesto el semáforo. Los contrabandistas disponen de excelentes informadores capaces de orientarles en cada momento sobre cuál es el camino adecuado.

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La existencia de los informadores no supone un seguro a todo riesgo para los contrabandistas Sus fuentes de conocimiento no alcanzan a prever los movimientos de determinados grupos de vigilancia. Esta circunstancia obliga a los contrabandistas a adoptar medidas de protección complementarias. Un complejo código de señas y señales, desde las más simples -como el acto de orinar o sonarse- hasta las más sofisticadas, para las que se sirven de modernos aparatos de transmisión, se emplea en cada expedición para asegurar su éxito.

Los contrabandistas también utilizan métodos de carácter preventivo para frenar la acción de los vigilantes. Se trata de minar la moral de las fuerzas policiales, de imbuirles de una sensación de fracaso constante, de que lleguen a la conclusión de que su lucha es estéril.

Para conseguir este objetivo los contrabandistas proceden a lo que llaman meterles goles. Este sistema consiste en filtrar a los vigilantes los datos relativos a una hipotética operación de contrabando que, en realidad, es un transporte legal. Una vez les informaron de que debían vigilar a determinado camión cargado, en realidad, con varias toneladas de patatas. Cuando éste fue interceptado, el conductor declaró que llevaba patatas, pero los guardias le indicaron que iban a revisar el vehículo. El coritrabandista contestó que estaban en su derecho y pidió la presencia de un notario, ya que la revisión le perjudicaba puesto que la mercancía debía llegar a una hora determinada a Mercabarna, en Barcelona. Con el notario como testigo los guardias civiles comenzaron a descargar el camión: "Fue fantástico contemplar cómo sudaban descargando el camión, y como iban inspeccionando el contenido de cada saco. Al principio lo hacían seguros de su triunfo; al final tuvieron que cargar de nuevo el camión", comentó en su día el contrabandista.

La protección de las ondas

Cuando llegan a España, las mercancías son almacenadas en la zona próxima a la frontera, desde donde son reexpedidas a sus puntos de destino. Este viaje, que también comporta cierto riesgo, se realiza en convoyes de tres o más vehículos, equipados con modernos aparatos de transmisión, que circulan a una distancia entre cada uno de ellos de varios kilómetros. Si el vehículo que abre la marcha, o el de cola, observa algo anormal o algún control, sus ocupantes avisan al que lleva la mercancía. En estos casos el vehículo es abandonado en la carretera hasta que pasa el peligro, momento en que los contrabandistas reanudan la marcha.

Se trafica con todo, menos con armas y drogas

Para su trabajo los contrabandistas utilizan todo tipo de vehículos. Sin embargo, el más apreciado es el Seat 124. También utilizan camiones de diverso tonelaje, motocicletas y hasta piraguas.El tabaco es la principal fuente de ingresos para los contrabandistas. Lo importan regularmente y en cantidades relativamente importantes. Es un negocio seguro, ya que en los mercados de destino (Barcelona, Valencia y Zaragoza, principalmente) la demanda está asegurada. El beneficio que obtienen es del 30%, aproximadamente. Por encargo, y previo cobro del 50% de su valor, trabajan cualquier producto o material: recambios, sedas italianas, maquinaria diversas, electrodomésticos, vehículos de motor. En algunos casos, especialmente los vehículos, la mercancia requiere ser debidamente tratada en los puntos de origen para ocultar su procedencia.

Los contrabandistas también se ocupan del traslado de productos adquiridos en comercios de Andorra por los turistas hasta los domicilios de éstos en España, al precio de 2.000 pesetas por kilogramo. Esta función y el hecho de que utilicen el principado como etapa intermedia de sus operaciones habituales les convierte en los principales clientes de Andorra.

Sin embargo, existen tres productos con los que no trafican jamás, según las personas consultadas: droga ("porque es perjudicial para la salud y la mente, y ellos también tienen hijos"), armas ("porque pueden servir para provocar la inestabilidad política o social") y dinero -traslado de capitales fuera de España- ("porque las penas que se imponen son muy grandes").

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