CiU y las fiestas barcelonesas

La palabra perplejidad es la que mejor define la impresión que me ha causado la lectura de las críticas del jefe de la oposición municipal en el Ayuntamiento de Barcelona, el señor Trias Fargas (CiU), en relación con el cartel de las fiestas de la Mercè y a que se celebrara un espectáculo de music-hall en la plaza de Sant Jaume. Estas declaraciones, más dignas de los portavoces de AP, demuestran el cada vez más acusado desplazamiento del pujolismo hacia las posiciones clásicas, mojigatas e hipócritas, de la derecha tradicional.Quien se empeñe en ver algo pecaminoso en un cartel que no e...

La palabra perplejidad es la que mejor define la impresión que me ha causado la lectura de las críticas del jefe de la oposición municipal en el Ayuntamiento de Barcelona, el señor Trias Fargas (CiU), en relación con el cartel de las fiestas de la Mercè y a que se celebrara un espectáculo de music-hall en la plaza de Sant Jaume. Estas declaraciones, más dignas de los portavoces de AP, demuestran el cada vez más acusado desplazamiento del pujolismo hacia las posiciones clásicas, mojigatas e hipócritas, de la derecha tradicional.Quien se empeñe en ver algo pecaminoso en un cartel que no es más que una invitación a participar del sentido lúdico de unas fiestas felizmente recuperadas por Barcelona, es más digno de sentarse en el diván del psicoanalista que de ocupar el sillón de jefe de la oposición municipal. Por lo que respecta a las críticas a la ubicación del espectáculo de music-hall, se diría que la plana mayor de CiU no ha puesto jamás los pies en El Molino (no debe ser digno de su educación). Puestas así las cosas, hay que desear que Trias Fargas no llegue a ser nunca alcalde de Barcelona, pues sería vergonzoso asistir, en plena democracia, al cierre por el Ayuntamiento de una sala tan barcelonesa (y por lo tanto catalana) como El Molino. Una sala que ni el franquismo se atrevió a cerrar.- Manuel San Nicolás Biayna.