Un colectivo ciudadano inicia una campaña contra el 'top-less' en la playa de Las Teresitas

"Por una playa familiar" es el lema de un colectivo heterogéneo de personas que, aunque asegura no moverle ningún interés religioso o político, se ha propuesto "acabar con la ola de erotismo que nos invade". En Tenerife, la estaca y los procesamientos del antidesnudismo gallego tienen una réplica más pacífica: la recolecta de firmas. Una coordinadora ciudadana, nacida espontáneamente, ha puesto en marcha su particular ofensiva redentora, a la americana, para hacer de Las Teresitas, una de las más importantes playas artificiales del país, la "reserva insular" de una cruzada contra los pechos fe...

"Por una playa familiar" es el lema de un colectivo heterogéneo de personas que, aunque asegura no moverle ningún interés religioso o político, se ha propuesto "acabar con la ola de erotismo que nos invade". En Tenerife, la estaca y los procesamientos del antidesnudismo gallego tienen una réplica más pacífica: la recolecta de firmas. Una coordinadora ciudadana, nacida espontáneamente, ha puesto en marcha su particular ofensiva redentora, a la americana, para hacer de Las Teresitas, una de las más importantes playas artificiales del país, la "reserva insular" de una cruzada contra los pechos femeninos al sol.

Entre tanto, los ciudadanos de la capital de la isla, Santa Cruz de Tenerife, donde está enclavada la playa, no salen de su asombro. "Nos tachan de puritanos, pero lo único que queremos es que nuestros hijos, educados en el pudor, no vean herida su moral", defienden los promotores de la iniciativa. Francisco Barreda, portavoz de los verdes, opina que "una cosa como ésta no se le ocurre sino a los cuatro cavernícolas que aún piensan que viven en la época de la Inquisición". Considera que el uso del top-less (biquini desprovisto de la pieza superior) es un "signo de europeísmo". Para dicho ecologista se trata de "un intento de apropiación indebida en la playa, y en ese caso habría que estudiar una denuncia". "Fuera van a creer que en las islas usamos todavía taparrabos", añadió.Los nuevos defensores de las buenas costumbres, padres de familia y personas de hondas convicciones religiosas en su mayoría, decidieron hace pocas semanas en Santa Cruz de Tenerife instalarse en una desvencijada oficina de una céntrica calle donde recogen firmas de naturales y visitantes de la isla "para solicitar una playa donde se respete nuestra integridad moral", dice Pilar Blanco, una de las organizadoras. El texto a suscribir ha sido traducido al francés y al alemán. En el mismo se pide a la autoridad competente que prohiba en Las Teresitas la práctica del desnudismo parcial o total.

"A mí me parece que los ciudadanos tienen el legítimo derecho de recabar apoyos para sus demandas", declaró Miguel Zerolo, de la Agrupación Tinerfeña Independiente (ATI), alcalde accidental de Santa Cruz de Tenerife. Todo se inició tras una entrevista con el alcalde titular, Manuel Hermoso. "Veníamos fraguando hacer algo desde años, indignados por la escalada de erotismo que vive el país. El alcalde nos dijo que si presentábamos nuestra petición avalada con muchas firmas consideraría el tema. Entre quedamos en casa y disponer de una playa decente, optamos por movilizar a la opinión pública", señala un miembro de la citada coordinadora.

Ahora, la misma corporación que rechazó hace dos años una moción para prohibir en Las Teresitas el baño de las "féminas sin la parte alta del bañador" podría terminar acotando para los desnudistas parte de una playa de arenas rubias, traídas del Sáhara, que mide unos dos kilómetros extendidos a lo largo de un tramo de costa ubicado a 12 kilómetros más de la capital y que siempre ha sido ejemplo del cosmopolitismo y del espíritu liberal del isleño. "Nunca se ha producido aquí una denuncia ni situaciones tensas porque una joven se bañe en la playa sin la parte alta de su biquini. Con el revuelo de ahora lo único que se consigue es que aumente el número de desnudistas", indicó el concejal Francisco Romero.