Cartas al director

Los niños exiliados

Después de leer unos reportajes sobre los exiliados vietnamitas, los antiguos niños que ahora viven (y sobre todo trabajan) en Occidente, he llegado a la conclusión de que el negocio de venta de seres humanos resulta bastante lucrativo. Hordas de mercenarios a sueldo entran a sangre y fuego en los pueblos de África, Asia y América saqueando, quemando y asesinando.El riesgo es grande, pero han sido educados, entrenados, armados y bien pagados por sus amos, que esperan su botín. Los niños afganos, laosianos, camboyanos, etíopes, angoleños, mozambiqueños y nicaragüenses son su principal materia p...

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Después de leer unos reportajes sobre los exiliados vietnamitas, los antiguos niños que ahora viven (y sobre todo trabajan) en Occidente, he llegado a la conclusión de que el negocio de venta de seres humanos resulta bastante lucrativo. Hordas de mercenarios a sueldo entran a sangre y fuego en los pueblos de África, Asia y América saqueando, quemando y asesinando.El riesgo es grande, pero han sido educados, entrenados, armados y bien pagados por sus amos, que esperan su botín. Los niños afganos, laosianos, camboyanos, etíopes, angoleños, mozambiqueños y nicaragüenses son su principal materia prima. Esos niños serán, o al menos ése es el cálculo, excelentes mercenarios el día de mañana, pues parece ser que los niños propios, los de las metrópolis, están saliendo rebeldes. Pero no es nada original: la decisión de crear nuevos mercenanos a partir de niños ajenos es tan vieja como la misma burguesía-

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