El comienzo de una nueva etapa
La 20ª cumbre de la OUA, celebrada en Addis Abeba entre los días 12 y 15 de noviembre de 1984, ha sido considerada como un giro en la historia de la organización que el pasado mayo celebró su 22º aniversario. La admisión de la RASD como 51º miembro de la OUA puso fin a dos años de conflictos y debates entre los partidarios de los saharauis y los de marroquíes que estuvieron a punto de comprometer la existencia de la propia organización.Al ingreso de la delegación saharaui en la sede de la organización siguió la marcha, en señal de protesta, de los representantes de Marruecos y Zaire. Tr...
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La 20ª cumbre de la OUA, celebrada en Addis Abeba entre los días 12 y 15 de noviembre de 1984, ha sido considerada como un giro en la historia de la organización que el pasado mayo celebró su 22º aniversario. La admisión de la RASD como 51º miembro de la OUA puso fin a dos años de conflictos y debates entre los partidarios de los saharauis y los de marroquíes que estuvieron a punto de comprometer la existencia de la propia organización.Al ingreso de la delegación saharaui en la sede de la organización siguió la marcha, en señal de protesta, de los representantes de Marruecos y Zaire. Tras los primeros momentos de desconcierto, los líderes africanos subrayaron el comienzo de una nueva etapa basada en la solidaridad y en la que, zanjada la cuestión saharaui, los estados deben centrar la atención en otros "problemas más serios", como son la grave crisis económica que azota el continente y las secuelas de la sequía que afecta a 150 millones de africanos.
En su informe sobre las actividades de la organización, el secretario general en funciones, Peter Onu, afirmó que 1984 constituyó "un año de declive general en casi todos los campos". Según Onu, las "divisiones ideológicas" de los últimos años han impedido superar las causas que han determinado una degradación socioeconómica "sinprecedentes en la historia de Africa".
Tanto los líderes moderados como los progresistas plantearon la necesidad de unir sus fuerzas y elaborar una serie de medidas para superar el círculo vicioso del subdesarrollo y ayudar a los países más necesitados. Este proyecto de colaboración sigue la línea marcada por el Plan de Acción de Lagos de 1980, en el que se establecieron los principios para el logro "de un desarrollo colectivo, autodependiente y endógeno" del continente africano.