Una historia de agravios que acabó en conspiración familiar

El 28 de junio de 1981 el industrial catalán Juan Vila Carbonell, de 47 años, fue asesinado de un disparo en la cabeza mientras dormía en su finca de Esplús (Huesca). Su familia denunció el crimen, realizado por dos encapuchados y reivindicado por los GRAPO. La policía sin embargo centró las pesquisas en el tema económico. Las contradicciones de los miembros de la familia del industrial concluyeron con la confesión de la empleada de hogar, Inés Carazo, quien relató la conspiración familiar.En el juicio se procesó a toda la familia, a excepción de Marisol, autora material del ases...

El 28 de junio de 1981 el industrial catalán Juan Vila Carbonell, de 47 años, fue asesinado de un disparo en la cabeza mientras dormía en su finca de Esplús (Huesca). Su familia denunció el crimen, realizado por dos encapuchados y reivindicado por los GRAPO. La policía sin embargo centró las pesquisas en el tema económico. Las contradicciones de los miembros de la familia del industrial concluyeron con la confesión de la empleada de hogar, Inés Carazo, quien relató la conspiración familiar.En el juicio se procesó a toda la familia, a excepción de Marisol, autora material del asesinato, y de otras dos hijas, por ser menores de edad. Se acusó a Marisol de asesinar a su padre, inducida por su madre y con el beneplácito de sus hermanos. Durante el juicio salieron a la luz los constantes agravios a los que Vila sometía a su mujer e hijos.

Acuciada por la situación, Neus Soldevila, de 38 años, organizó varios negocios a espaldas de su mando, llegando a deber 17 millones de pesetas. Neus fue condenada a 28 años de prisión mayor. La hija mayor, Nieves, a 26 años, cuatro meses y un día; Juan y Luis, a 11 y 10 años, respectivamente. Inés Carazo, a seis meses de arresto mayor. Marisol quedó bajo la custodia del Tribunal Tutelar de Menores. El Tribunal Supremo denegó un recurso de rebaja de pena a Neus, pero redujo la de su hija Nieves en 14 años.