Los sucesos de Parla y Auñón

Un joven pierde el bazo tras estar detenido en la comisaría de Parla, donde asegura que fue sistemáticamente golpeado

Manuel Rafael Gómez, vecino de Parla, que estuvo detenido a finales de la pasada semana en la comisaría de esa localidad madrileña, fue sometido en la noche del pasado martes a una intervención quirúrgica de extirpación de bazo en la residencia -sanitaria Primero de Octubre. Hasta ayer, Manuel Rafael Gómez, de 24 años de edad, no había querido denunciar los malos tratos, de los que, afirma, fue objeto en la citada dependencia policial. Asegura que policías de paisano que no conocía le golpearon durante horas en la cabeza, el cuello y el estómago para que facilitara información sobre un sospech...

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Manuel Rafael Gómez, vecino de Parla, que estuvo detenido a finales de la pasada semana en la comisaría de esa localidad madrileña, fue sometido en la noche del pasado martes a una intervención quirúrgica de extirpación de bazo en la residencia -sanitaria Primero de Octubre. Hasta ayer, Manuel Rafael Gómez, de 24 años de edad, no había querido denunciar los malos tratos, de los que, afirma, fue objeto en la citada dependencia policial. Asegura que policías de paisano que no conocía le golpearon durante horas en la cabeza, el cuello y el estómago para que facilitara información sobre un sospechoso del homicidio de un policía nacional.

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La pasada semana, Parla, una ciudad dormitorio de unos 70.000 habitantes situada al sur de Madrid, resultó conmocionada por las muertes en sendos atracos del comerciante Joaquín Gordo y el policía nacional Miguel Breganciano, hechos ocurridos en un plazo de 36 horas. El agente Miguel Breganciano murió en la noche del jueves a causa de un disparo en la cabeza efectuado por uno de los individuos que atracaron el supermercado Vendemás. Desde un primer momento, el grupo de Policía Judicial de la comisaría de Parla centró sus sospechas en un joven de la localidad apodado el Chiqui que aún no ha sido localizado.Hacia las 6 de la mañana del viernes, horas después de la muerte del funcionario, Manuel Rafael Gómez, también conocido como Lolo o Willy, abandonó el domicilio de sus padres en Parla para dirigirse a buscar trabajo eventual en el mercado madrileño de Legazpi. Inspectores de la comisaría de Parla le detuvieron cuando esperaba el autobús, y le trasladaron a sus dependencias de la calle de Juan Carlos I. Esa misma mañana, Manuel Rafael Gómez fue liberado, regresó a su casa, comió allí y volvió a salir a la calle, donde fue de nuevo detenido.

En la tarde de ese día, Efe informó que un joven apodado Willy permanecía detenido en la comisaría de Parla. Según el despacho de la agencia, la policía no implicaba a Willy en el atraco con homicidio, pero suponía que podía conocer el paradero del principal sospechoso, el Chiqui. Sin embargo, la Jefatura Superior de Policía negó tajantemente que existiera ningún detenido en relación con el homicidio del policía nacional.

Manuel Rafael Gómez fue puesto en libertad por segunda vez a primera hora de la tarde del sábado. En la mañana del pasado lunes, día en que la totalidad de los comercios y empresas de Parla cerró como protesta por los dos recientes homicidios, un familiar suyo informó al Ayuntamiento de la localidad que Willy había salido de la comisaría con hematomas en el ojo izquierdo y en la sien derecha, un labio partido y escoriaciones en las orejas, El familiar manifestó que Manuel Rafael Gómez estaba muy asustado y se negaba a denunciar, por temor a represalias policiales, los malos tratos que afirmaba haber sufrido.

Willy pasó los días siguientes a su detención en el domicilio de sus padres, sin atreverse a salir a la calle y con fuertes dolores en el estómago. Hacia las diez de la noche del pasado martes ingresó en el servicio de urgencias de la residencia sanitaria Primero de Octubre, porque el dolor no había remitido. Uno de los facultativos de guardia diagnosticó de forma inmediata que tenía el bazo destrozado, completamente hinchado y repleto de sangre. El órgano estaba perdido inevitablemente y debía ser extirpado.

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Cuando el doctor preguntó al paciente la causa de su dolencia, éste contestó que se había caído de una escalera. Según los familiares de Gómez, el médico le dijo que no podía creer esa versión, puesto que todo indicaba que había sufrido golpes en el estómago.El parte, al juzgado

Sólo entonces, cuando supo que el parte facultativo iba a ser enviado al juzgado de guardia, Willy se atrevió a contar que había sido detenido y golpeado en la comisaría. El joven había padecido una enfermedad durante su estancia en el servicio militar que le había afectado el bazo, órgano que debía de cuidar de modo especial.

En la mañana de ayer, con el bazo definitivamente perdido, Manuel Rafael Gómez autorizó a sus allegados a actuar. La familia ha anunciado que presentará una denuncia sobre los hechos. Ayer no fue posible conocer el contenido del parte médico emitido en la noche del martes, puesto que fue remitido de inmediato a la autoridad judicial. Ni siquiera los familiares han conseguido que se les entregue una copia del parte facultativo.

Willy permanecía ayer en la habitación 404 del Servicio de Cirugía Digestiva de la residencia sanitaria Primero de Octubre, cuyos responsables, al ser preguntados por el contenido de dicho parte, remitieron al juzgado de guardia, con el que ayer resultó imposible ponerse en contacto.

Tampoco pudo conseguirse una versión policial del hecho. La inspección de guardia de la comisaría de Parla informó que no se encontraba en la misma el comisario ni ningún otro responsable. Al ser informado de la naturaleza de la denuncia efectuada por Manuel Rafael Gómez, un funcionario respondió: "Llame usted mañana". El portavoz oficial del Ministerio del Interior tampoco pudo ser localizado ni en su despacho oficial ni en su domicilio.

Manuel Rafael Gómez es uno de los tres hijos de una familia mo desta -la madre, ama de casa; el padre, albañil- y el único que aún vive con sus padres. Tiene estudios primarios y ha trabajado como carpintero y albañil. En la actualidad se encuentra en paro Su único tropiezo con la justicia afirman sus familiares, fue en el verano de 1984, cuando fue detenido en Toledo y acusado de hurto. Al parecer, estaba robando hierro en unas dependencias ferroviarias para venderlo luego como chatarra. Está pendiente de juicio y se presenta los días 1 y 15 de cada mes en el juzgado de Parla.

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Arrestado sin estar acusado de ningún delito

J. V. "Willy no está acusado de ningún delito, estamos simplemente charlando con él", le dijo un policía de la comisaría de Parla a uno de los hermanos de Manuel Rafael Gómez cuando fue a la dependencia policial a interesarse por su suerte. Manuel Rafael Gómez cuenta que durante el día y medio que permaneció en la comisaría nunca le acusaron de haber participado en el atraco que costó la vida al agente Miguel Breganciano. De él sólo querían información: conocer el paradero de el Chiqui, "al que conocía, como mucha otra gente de Parla, de verlo por ahí, tomar una copa con él y poco más". Cuando en la tarde del viernes entró por segunda vez consecutiva en la comisaría, le sentaron, según su propio relato, en una silla de un despacho -que debía ser el del grupo de Policía Judicial- y le colocaron una potente luz ante los ojos. Durante muchas horas, hasta la madrugada del sábado, unos hombres de paisano, a los que, cegado por el foco luminoso, apenas distinguía, giraron a su alrededor.

Willy asegura que le daban golpes con los puños, sobre todo en el cuello y en el estómago, y le preguntaban repetidamente: "¿Dónde está el Ch¡qu¡?". El detenido respondía: "Aunque me matéis no os lo puedo decir, porque no lo sé".

Willy recuerda que los policías estaban muy excitados por la reciente muerte de uno de sus compañeros y proferían toda suerte de insultos y amenazas. De vez en cuando los interrogadores se iban, sin permitirle moverse del lugar; pero ellos u otros policías volvían al cabo de un rato con la misma cantinela. El detenido dice que, poco antes de abandonar la comisaría, fue reconocido por un médico de Parla y obligado a firmar un papel en el que se afirma que no había recibido malos tratos.

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