Un hombre que decía ser capitán del Ejército se negó a ser detenido por la policía

Un hombre que se identificó como militar, que dijo ser capitán, apellidarse Zapata y ser jefe de los servicios de Intendencia de Pamplona protagonizó ayer un incidente en la calle de Fernando el Católico, en el barrio de Moncloa, al resistirse a ser detenido durante casi dos horas, tras, según informaron los agentes a los vecinos, haberse saltado numerosos semáforos en rojo. Al lugar hubo de desplazarse un comandante del Ejército, varios vehículos de la Policía Nacional y jeeps de la Policía Militar. El capitán permaneció en un bar mientras policías, vecinos y transeúntes se congregaban en la ...

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Un hombre que se identificó como militar, que dijo ser capitán, apellidarse Zapata y ser jefe de los servicios de Intendencia de Pamplona protagonizó ayer un incidente en la calle de Fernando el Católico, en el barrio de Moncloa, al resistirse a ser detenido durante casi dos horas, tras, según informaron los agentes a los vecinos, haberse saltado numerosos semáforos en rojo. Al lugar hubo de desplazarse un comandante del Ejército, varios vehículos de la Policía Nacional y jeeps de la Policía Militar. El capitán permaneció en un bar mientras policías, vecinos y transeúntes se congregaban en la calle.

Según varios testigos, pasadas las 20.30 horas, la dotación de un coche de la Policía Nacional logró que se detuviera en la calle de Fernando el Católico, un Renault 9, matrícula de La Coruña, que, al parecer, se había saltado varios semáforos en rojo y había estado a punto de tener varios accidentes. El conductor, que enseñó su documentación, se negó a acompañar a los policías e incluso, según un testigo, hizo que uno de los agentes se pusiera firme, al tiempo que reconvenía a otro por cómo le había hablado.El conductor entró en una tienda de caramelos y luego se dirigió a un bar en la esquina de la calle Fernando el Católico y Blasco de Garay donde permaneció hasta las 22.30. El capitán, que dijo en voz alta su apellido y destino, se negaba a ser detenido por un inferior en graduación, según oyeron los vecinos. En el bar se presentó un comandante. "A ,sus órdenes mi comandante. ¿Quiere tomar una copa?, fue el saludo del capitan al comandante quien tras pedir una cerveza intentó convencer al capitán para que se fuera, según los testigos. No lo logró, al igual que tampoco lo consiguió diez minutos más tarde cuando regresó al bar aunque parece que llegó a advertirle que tendría que detenerle. ¿Me va a llevar a Carabanchel", preguntó el capitán. Al decirle que no, el capitán dijo: "Pues entonces no voy".

Cuando la expectación en la calle se hizo menor y el comandante se había marchado, el militar se dirigió hacia su coche. Allí le esperaba una dotación de Policía Militar al mando de un brigada que insistió en que les acompañara. Al negarse el capitán, el brigada, según los testigos, ordenó a un policía que se pusiera delante del turismo del capitán, Éste, siempre según los vecinos, puso en marcha el vehículo y el soldado tuvo que retirarse. Luego saludó con la mano al público que se congregaba en la calle y abandonó el lugar seguido del jeep de la Policía Militar.

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