Alfred Miodowicz: "Nuestra prioridad es mantener el nivel de vida de los obreros polacos"

La aprobación de una nueva ley sindical, el 8 de octubre de 1982, significó definitivamenté la prohibición en Polonia del sindicato independiente Solidaridad, que había conseguido agrupar en sus 13 meses de existencia legal a 10 millones de polacos.. La nueva ley sindical permitió la creación, mediante un parte, un tanto difícil, de nuevos sindicatos que no pongan en tela de juicio los principios fundamentales del régimen socialista. Alfred Miodowicz, de 55 años, el presidente de la nueva confederación sindical, que agrupa a cinco millones de afiliados, recibió en su despacho de Varsovia al co...

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La aprobación de una nueva ley sindical, el 8 de octubre de 1982, significó definitivamenté la prohibición en Polonia del sindicato independiente Solidaridad, que había conseguido agrupar en sus 13 meses de existencia legal a 10 millones de polacos.. La nueva ley sindical permitió la creación, mediante un parte, un tanto difícil, de nuevos sindicatos que no pongan en tela de juicio los principios fundamentales del régimen socialista. Alfred Miodowicz, de 55 años, el presidente de la nueva confederación sindical, que agrupa a cinco millones de afiliados, recibió en su despacho de Varsovia al corresponsal de EL PAIS en Polonia.

Fuma en pipa, lo que le da un cierto aire intelectual, aunque Alfred Miodowicz asegura que trabajó 33 de sus 55 años de vida en la producción, en los altos hornos, directamente al lado de la fundición, donde más calor hacía". El presidente de los nuevos sindicatos polacos trabajó en la Huta Lenin, la siderurgia situada en Nowa Huta, una ciudad satélite de Cracovia nacida en la posguerra alrededor de los altos hornos. Miodowicz está afiliado al Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista.) y explica que también perteneció a Solidaridad en los tiempos ole existencia legal del sindicato. Ahora el obrero siderúrgico ha, llegado a la presidencia de los nuevos sindicatos, que pretenden sustituir entre la clase obrera polaca al sindicato prohibido Solidaridad. La sede de los nuevos sindicatos en Varsovia está situiada en el mismo edificio que ensu día ocuparon los llamados sindicatos de ramo, que resuftaron barridos por la avalancha de Solidaridad. Por los pasillos y escaleras de la sede sindical se advierte actividad. Pasquines en las paredes, y en un tablón de anuncios, una larguísima declaración de los sindicatos contra las recientes subidas de precios. La mesa del despacho de Miodowricz parece la de un capitán de empresa, con todo un tablero lleno de luces y teléfonos. En el despacho se escucha como música ambiental unapolonesa de Chopin.Al comparar los sindicatos de ramo con Solidaridad, Miodowicz dice que "los sindicatos de ramo tenían buenas intenciones y programa, pero no supieron realizarlo. Solidaridad tenía una gran fuerza, pero le faltaban programas reales y viables dentro de nuestro sistema socialista, que no vulnerasen el orden social y sirviesen para satisfacer las necesidades de los obreros. Hemos aprendido la lección, y nosotros tenemos un programa corto y concreto que realizamos consecuentemente".

Entre los puntos fundamentales del programa figura, según Miodowicz, "mantener el nivel de vida de los obreros" y una política de construcción de viviendas. "En esto la cosa va muy mal; retrocedemos porqpe faltan perspectivas. Nosotros tenemos otra concepción sobre estructuras, tecnología y financiación. Para esto contamos con la ayuda de nuestros expertos".

Subida de precios

El Gobierno polaco subió recientemente los precios, a pesar de la protesta de los nuevos, sindicatos. Miodowicz no comparte la idea de que les hayan "tomado el pelo". "Nunca se sabe si nos tomó el pelo o- se colocó en una situación incómoda. A nosotros no nos interesa el problema de los precios, sino el del coste de la vida. Los'precios pueden subir lo que quieran si suben los salarios y las pensiones". Añade el presidente del sindicato que "si el Gobierno lo considera indispensable para la economía nacional, no podemos decir que no tiene derecho a subir los precios. No queremos ponernos de acuerdo entre bastidores sobre este asunto. Habría soluciones fáciles, pero no sé si nos alabarían por ello; conseguiríamos mucho menos de lo que hemos conseguido". Según Miodowicz, "en esta batalla hemos conseguido bastante", y enumera las renuncias a algunas subidas por ejemplo, el agua caliente y la calefacción-, las compensaciones para jubilados y, sobre todo, la "garantía de que no se repetirá el sistema de subidas masivas de precios y el acuerdo para crear un grupo mixto Gobierno-sindicatos para elaborar la política de precios e ingresos".

A la pregunta de si cree posible que los nuevos sindicatos lleguen a declarar una huelga, Miodowicz responde: "Teóricamente, sí. Pero antes nos plantearemos la pregunta de qué puede aportar a los sindicatos y a los trabajadores. Si llegamos, a la conclusión de que es favorable, evidentemente la huelga es posible. De momento, en esta difícil situación económica, sería el último recurso".

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Sobre el número de afiliados, los nuevos sindicatos dan la cifra de 5,2 millones, de los que 500.000 son pensionistas. A la objeción de que Solidaridad consiguió en la mitad de tiempo el doble de afiliados, Miodowicz prefiere no entrar en una guerra de cifras. Sin embargo, reconoce que "es un hecho que Solidaridad tenía más que nosotros. Pero su falta de ponderación le llevó a caer en dificultades. Provocó una reducción considerable de la producción, inquietud y el efecto final fue el 13 de diciembre [declaración de la ley marcial], que acabó con todo. Las consecuencías para los sindicatos fueron deplorables y, ahora hay que construir todo desde abajo".

Los nuevos sindicatos están satisfechos con el grado de afiliación en la minería, "casi un 60%", pero reconoce n lagunas importantes. En la siderúrgica de Varsovia Huta Warszawa sólo está afiliado un 20%; en la fábrica de tractores Ursus, en las afueras de la capital polaca, menos de un 30%, 31 en el astillero Lenin, la cuna del sindicato Sofidaridad tras la huelga de agosto de 1980, los nuevos sindicatos cuentan con 2.960 afiliados de una plantilla de 11.000. En la Huta Lenin, la empresa donde trabajaba Miodowicz, hay 9.300 afiliados de 31.000 obreros.

Para Miodowicz, la actividad sindical de Solidaridad actualmente en las planillas industriales .no existe. No la puedo evaluar. Sí existen grupos reducidos de personas que están en la oposición. No sabemos muy bien contra qué se oponen. Es una oposición contra todo, contra el status quo, contra toda la realidad. Es una incomodidad, pero no es una llaga que no pueda cicatrizar".

Los nuevos sindicatos están interesados en conseguir un mecanismo de negociación colectiva de las subidas salariales y han puesto en marcha un grupo investigador del tema. Miodowicz explica que "el me,canismo de las subidas salariales es muy impreciso en Polonia. El fundamento es que quien más trabaje gane más, pero en muy pocas plantas se implantó el sistema. Lo fundamental serían los convenios colectivos de ramo y sólo después contratos dentro de las plantas entre sindicatos y dirección. Ahora fueron firmados unos primeros acuerdos muy malos, porque no hay convenios colectivos. Este año queremos firmar los primeros. Esto será muy dificil, pero posible".

No al pluralismo sindical

No parece el presidente de los nuevos sindicatos un entusiasta del pluralismo sindical. Explica Miodowicz que será posible, según la ley, a partir del 1 de enero de 1986, "pero sus posibilidades en la práctica serán reducidas. Yo trabajé en una planta en la que había pluralismo y la gente se acuerda muy bien de esto. Las plantillas no son homogéneas. Hay resentimientos y reproches entre los de la producción y los técnicos, los que trabajan por turnos y los que hacen uno fijo, etcétera. Si se introducen otros sindicatos, estos conflictos se agudizarían y se produciría una división y una lucha por conseguir un mayor número de afiliados. Una lucha.con medios permitidos y no permitidos. Las empresas no podrían resistir una presión sobre los salarios y se crearía una-situación sumamente peligrosa para la economía.".

Sobre el papel de los nuevos sindicatos como responsables de la marcha del Estado, Miodowicz dice que aportan concepciones e ideas y la negociación con el Gobierno. "Tratamos de ser un interlocutor para la gestión económica con el nuestro", pero advierte que "aquí no habrá arquitectos para construir ese puente a costa de los trabajadores".

Reconoce Miodowicz que es muy importante para su sindicato el contacto internacional, y recuerda con satisfacción su visita a España, invitado por los sindicatos de Galicia, y menciona también su entrevista en Madrid con un representante de Comisiones Obreras (CC OO)

A la pregunta de si no teme que Solidaridad utilice en la clandestinidad una táctica similar a CC OO con el sindicato vertical franquista y consiga infiltrqr los nuevos sindicatos, Miodowicz responde: "Sobre la táctica de Solidaridad tengo muchas dudas y no creo que se les ocurra eso". Miodowicz no conoce personalmente al presidente del sindicato prohibido, Lech Walesa. Sólo le vio en una ocasión en un mitin en la Huta Lenin y dice que "se oye hablar mucho de él, sobre todo en las emisoras extranjeras. Yo estuve en todos los astilleros de Gdansk y Gdynia y creo que se habla más de él en Varsovia que en los astilleros".

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