Cartas al director

Fantasías de un profesor de EGB

Soy el funcionario del MEC aludido en las fantasías kafkianas de la carta publicada por ustedes el 24 de febrero de 1985 de un profesor de EGB que se siente "depurado, castigado, humillado...", e incluso trasladado del Colegio Concepción Arenal a Coslada por "haberse osado a suspender a una hija mía", según él.Efectivamente, soy un funcionario del MEC, pero no el alto cargo que este señor quiere dar a entender, con grandes influencias y amistades en ese ministerio, sino el modesto funcionario carente de todo eso que él inventa para magnificar su martirio administrativo ante la op...

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Soy el funcionario del MEC aludido en las fantasías kafkianas de la carta publicada por ustedes el 24 de febrero de 1985 de un profesor de EGB que se siente "depurado, castigado, humillado...", e incluso trasladado del Colegio Concepción Arenal a Coslada por "haberse osado a suspender a una hija mía", según él.Efectivamente, soy un funcionario del MEC, pero no el alto cargo que este señor quiere dar a entender, con grandes influencias y amistades en ese ministerio, sino el modesto funcionario carente de todo eso que él inventa para magnificar su martirio administrativo ante la opinión pública. Mi reacción, solidaria con la de unos cuantos padres más y con el apoyo moral de la dirección y de toda la junta de la Asociación de Padres de Alumnos del centro, ha sido la de cualquier ciudadano consciente de sus derechos, que no ha permitido que un señor, por muy profesor de EGB que sea, hiciera su voluntad en contra de la normativa vigente, en perjuicio de unos alumnos y al que hemos denunciado ante el MEC. En ningún caso me serví de mi condición de funcionario, sino que actué como simple ciudadano.

Tuvimos que movernos hasta dar con el organismo adecuado, que actuó y al que públicamente agradecemos: la inspección central de EGB del Estado. Incluso me dirigí también al mismo señor ministro, de cuyo gabinete técnico obtuve respuesta favorable, dándonos la razón y ratificándonos que procedía la rectificación de las actas. Naturalmente, el señor profesor de EGB en cuestión no cita eso ni la lista de situaciones que tuvimos que aguantarle en nuestros hijos, por eso que él llama libertad de cátedra. hasta que tiramos de la manta, una vez terminado el curso.

Él lo sabía cuando intentó dejar para septiembre a siete alumnos (entre ellos, a mi hija), a los que suspendió por un control parcial, dándoles notas de 4,25, 4,40 y otras por el estilo que no llegaban a 5, y que él no dejaba compensar con las de otras evaluaciones, según la normativa de evaluación global y continuada del MEC que sus mismos compañeros le recordaron. Y eso que para este señor los exámenes significaban tan poco como para tomárselos a broma y posponerlos, como hizo en cierta ocasión, a condición de que una determinada alumna le diera un beso en clase (broma que repitió en las tres aulas de octavo de EGB del centro). Tampoco cita la denuncia sobre lo que él llama "simples tacos en inglés", y que nosotros llamamos "lista de palabras soeces y aberraciones sexuales" que él les escribió en inglés sobre la pizarra para que los alumnos (de 13 y 14 años) la copiaran en sus cuadernos, dándoles después la traducción en castellano.

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Dice él que mi hija suspendió en la primera evaluación de lengua en BUP. Gran parte de sus ex alumnos han suspendido también, ¿no será que él tiene parte de culpa en tales suspensos? Tampoco dice que su traslado ha sido una medida preventiva del MEC hasta tanto se resuelva el expediente disciplinario que se le ha incoado, ni que por parte de la delegación, según creo, le fueron ofrecidas cuatro opciones y él escogió Coslada.

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Felicitémonos de que nuestras autoridades del MEC, de izquierdas o de derechas, hayan reaccionado con justicia.-

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