El plan de reconversión de Nueva Montaña Quijano prevé invertir 8.000 millones de pesetas

El nuevo plan de reconversión del grupo empresarial Nueva Montaña Quijano, que deberá ser aprobado en una próxima Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, prevé como una de las medidas más espectaculares una inyección financiera para la empresa de 8.000 millones de pesetas. Las aportaciones se distribuirán entre los accionistas, trabajadores y proveedores, diversas entidades financieras privadas y la Administración.Según los acuerdos alcanzados en el largo proceso negociador, Nueva Montaña Quijano llegó a un compromiso con diversas entidades financieras privadas para que éstas a...

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El nuevo plan de reconversión del grupo empresarial Nueva Montaña Quijano, que deberá ser aprobado en una próxima Comisión Delegada del Gobierno para Asuntos Económicos, prevé como una de las medidas más espectaculares una inyección financiera para la empresa de 8.000 millones de pesetas. Las aportaciones se distribuirán entre los accionistas, trabajadores y proveedores, diversas entidades financieras privadas y la Administración.Según los acuerdos alcanzados en el largo proceso negociador, Nueva Montaña Quijano llegó a un compromiso con diversas entidades financieras privadas para que éstas aportaran financiación por valor de 3.500 millones de pesetas. La Administración se habría comprometido a aportar otros 3.500 millones de pesetas, de los que 1.000 millones serían a fondo perdido. Los 1.000 millones de pesetas restantes provendrían de los acuerdos conseguidos con los trabajadores, proveedores y accionistas. Estos últimos desembolsarán, si finalmente el Gobierno aprueba el nuevo plan de reconversión, el importe correspondiente a un dividendo pasivo, pendiente desde una emisión realizada en 1978, por valor de 346 millones de pesetas.

El objetivo prioritario de esta importante inversión financiera es sanear el pasivo de la sociedad. Actualmente, el grupo industrial productor de derivados del acero compuesto por Nueva Montaña Quijano y su filial, al ciento por ciento, Aceriasa tiene unas deudas globales de 13.000 millones de pesetas y unas pérdidas acumuladas de los últimos ejercicios -en los comprendidos entre 1981 y 1983de unos 6.000 millones de pesetas. Estas deudas se reparten tanto entre las entidades financieras privadas como con el Banco de Crédito Industrial. Concretamente, la filial Aceriasa mantiene créditos vivos con el Banco de Crédito Industrial por importe de 3.000 millones de pesetas.

Apoyo del Santander

Una pieza básica en el desarrollo de este plan estratégico de Nueva Montaña Quijano es la postura adoptada por el Banco de Santander. Asimilado desde hace tiempo como socio mayoritario de la empresa, el Banco de Santander tiene tan sólo el 5,8% del capital social. No obstante, es el principal acreedor del grupo industrial, con una deuda viva que supera los 9.000 millones de pesetas. De ahí que la colaboración de la entidad financiera en los nuevos planes de la empresa sea vital.

El plan no exigirá afrontar nuevas inversiones -entre los años 1975 a 1980 se invirtieron unos 7.000 millones de pesetas-, pero sí conllevará una nueva regulación de plantilla por métodos no traumáticos. En el próximo trienio, duración del plan, habrá unas 280 nuevas jubilaciones, con lo que la plantilla final del grupo quedará fijada en unos 1.700 trabajadores.

Nueva Montaña Quijano y su filial Aceriasa presentaron ya en 1982 un primer plan de reconversión que supuso en el terreno laboral una disminución de 476 puestos de trabajo en la empresa matriz -de 2.464 a 1.988 trabajadores- y de 83 en la filial. La necesidad de aquel plan se debió al fuerte nivel de endeudamiento que tenía la sociedad como consecuencia de las grandes inversiones realizadas, tanto en la construcción de una nueva acería, como en la modernización de las instalaciones de cabecera.

El proceso de ajuste que se intentó aplicar ya en 1982 terminó sin los resultados apetecidos, de ahí que el grupo industrial cántabro se haya visto en la necesidad de plantear este nuevo plan de reconversión a materializar en los próximos tres años.

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