Prudencia de Peres ante una eventual negociación con la OLP y Jordania

La reacción de Israel ante las propuestas de Hussein de Jordania ante el Consejo Nacional Palestino (CNP, Parlamento palestino en el exilio), que está reunido en Amman, ha sido doble. El ministro de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, líder del Likud, ha reaccionado de forma negativa. El primer ministro, Simon Peres, líder del Partido Laborista, lo ha hecho, en cambio, de forma más favorable, si bien su posición se sitúa entre la prudencia y el escepticismo respecto a una eventual negociación con la Jordania y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

"No creemos que la O...

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La reacción de Israel ante las propuestas de Hussein de Jordania ante el Consejo Nacional Palestino (CNP, Parlamento palestino en el exilio), que está reunido en Amman, ha sido doble. El ministro de Asuntos Exteriores, Isaac Shamir, líder del Likud, ha reaccionado de forma negativa. El primer ministro, Simon Peres, líder del Partido Laborista, lo ha hecho, en cambio, de forma más favorable, si bien su posición se sitúa entre la prudencia y el escepticismo respecto a una eventual negociación con la Jordania y la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

"No creemos que la OLP y Yasir Arafat estén dispuestas a seguir el llamamiento del rey Hussein para el inicio de conversaciones de paz con Israel, a cambio de una negociación sobre los territorios ocupados", ha declarado el portavoz del primer ministro.

Shamir deplora la aproximación Arafat-Hussein y Peres desea que se produzca. Shamir no acepta más base de negociación que los acuerdos de Camp David, en tanto que Peres propone a Hussein negociar sin condiciones previas. Pero nadie en el equipo de Peres piensa que la situación esté madura como para que el proceso de paz se amplíe, hacia Jordania y la OLP.

Una fuente próxima a Peres entiende que Arafat se encuentra en una encrucijada: si visita El Cairo, la apertura hacia Siria sería sólo un gesto y la conferencia de Amman podría convertirse en un giro que sacaría la ecuación jordano-palestina del callejón sin salida. Si Arafat insiste en preferir la unidad palestina a una opción dolorosa, pero necesaria, nada cambiará.

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