Cartas al director

La chapuza nacional

El pasado 22 de octubre, en el diario EL PAIS apareció una noticia que daba cuenta de un accidente de tráfico en el que cinco personas murieron carbonizadas y otras cuatro con heridas de gravedad. Leyendo el titular de la noticia, aunque, por desgracia, estemos acostumbrados a sucesos de esta índole, la sensación que nos puede producir es la de dolor por la pérdida de cinco vidas humanas. Pero si continuamos leyendo la letra pequeña, ese sentimiento de pesar se transforma o es complementado por otro de indignación y estupor. ¿Qué significado, podemos dar al hecho de que los extintores de dos p...

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El pasado 22 de octubre, en el diario EL PAIS apareció una noticia que daba cuenta de un accidente de tráfico en el que cinco personas murieron carbonizadas y otras cuatro con heridas de gravedad. Leyendo el titular de la noticia, aunque, por desgracia, estemos acostumbrados a sucesos de esta índole, la sensación que nos puede producir es la de dolor por la pérdida de cinco vidas humanas. Pero si continuamos leyendo la letra pequeña, ese sentimiento de pesar se transforma o es complementado por otro de indignación y estupor. ¿Qué significado, podemos dar al hecho de que los extintores de dos patrullas de la Policía Municipal que pasaban por el lugar del suceso no funcionaran? ¿Cómo se puede calificar la circunstancia de que uno de los coches de bomberos que acudieron al siniestro se metiera por el carril mas congestionado, perdiendo así minutos preciosos? ¿Se hará alguien responsable de estos fallos, imperdonables en situaciones de emergencia? ¿Se tomarán las medidas necesarias para que esto no se repita?Al igual que después del incendio de una discoteca de la calle de Leganitos, ocurrido hace unos meses, se revisaron las condiciones de seguridad de muchas salas de baile madrileñas, es de esperar que se haga ahora igual con esos extintores que no funcionan cuando tienen que hacerlo. Pero lo ideal sería que la gente no tuviera que morir para ello. Mientras, seguiremos dominados por esa trágica realidad que podemos denominar chapuza nacional.-

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