La muerte de una escaladora

El pasado día 3 de noviembre su periódico publicó la noticia de la muerte de María Teresa Álvarez en el pico de la Miel (La Cabrera). El accidente, pese al desconocimiento al que estamos habituados de nuestro deporte, está bien descrito, salvo en un tema al que, a pesar de su reiteración, no terminamos de acostumbrarnos. No es la primera vez que los montañeros que han participado en un rescate, muchas veces arriesgando su propia vida, se sorprenden desagradablemente al leer al cabo de unos días que los protagonistas del mismo han sido los miembros de la Guardia Civil. En este caso en particula...

El pasado día 3 de noviembre su periódico publicó la noticia de la muerte de María Teresa Álvarez en el pico de la Miel (La Cabrera). El accidente, pese al desconocimiento al que estamos habituados de nuestro deporte, está bien descrito, salvo en un tema al que, a pesar de su reiteración, no terminamos de acostumbrarnos. No es la primera vez que los montañeros que han participado en un rescate, muchas veces arriesgando su propia vida, se sorprenden desagradablemente al leer al cabo de unos días que los protagonistas del mismo han sido los miembros de la Guardia Civil. En este caso en particular, no sé si la distorsión de la noticia se debe a las declaraciones de la Guardia Civil o a la agencia EP, pero lo que sí sé es que el cadáver de María Teresa fue rescatado de la pared y bajado hasta la carretera por los montañeros que nos encontrábamos escalando en la zona. Solamente uno de los miembros de la Guardia Civil nos ayudó en los últimos metros, sin que los demás hicieran otra cosa que preguntar por un megáfono desde el coche. En este caso, el accidentado, por desgracia, no sufrió al ser trasladado, pero no dejo de pensar en cómo se hubiera encontrado María Teresa durante su traslado a los vehículos si el accidente no hubiera sido mortal.-