Unas complejas relaciones de vecindad

España y Marruecos se vigilan cordialmente

Los dos países intensifican la colaboración militar, pero, paralelamente, se rearman y controlan más que nunca

El desplazamiento del potencial bélico español hacia el sur y Levante de la Península ha despertado más inquietudes en los marroquíes que todo, un arsenal en la misma puerta de su casa. Para los estrategas españoles, el tratado de unión libio-marroquí también ha supuesto motivos de recelo. Sin embargo, las relaciones militares hispano-marroquíes nunca fueron tan positivas como ahora, y España ha llegado a ofrecer a Marruecos la construcción de buques a la Armada marroquí. Bajo el idilio, ambos países se vigilan y rearman, estudiando las posibilidades del vecino.

Los 414 misiles antiaére...

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El desplazamiento del potencial bélico español hacia el sur y Levante de la Península ha despertado más inquietudes en los marroquíes que todo, un arsenal en la misma puerta de su casa. Para los estrategas españoles, el tratado de unión libio-marroquí también ha supuesto motivos de recelo. Sin embargo, las relaciones militares hispano-marroquíes nunca fueron tan positivas como ahora, y España ha llegado a ofrecer a Marruecos la construcción de buques a la Armada marroquí. Bajo el idilio, ambos países se vigilan y rearman, estudiando las posibilidades del vecino.

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Los 414 misiles antiaéreos Roland adquiridos por España serán. desplegados, fundamentalmente, por la costas del Sur y Levante de la península. En la Región Militar Sur estará la única división que cuente con tres brigadas. Los 72 aviones F-18A del programa FACA fueron elegidos por su gran capacidad de portar miles de kilogramos de bombas hasta el lugar elegido, y muchas de las pruebas teóricas realizadas con el avión incluían objetivos del norte de África.El futuro Grupo de Combate Aeronaval -que contará con cazabombarderos a bordo y tres fragatas con helicópteros antisubmarinos- estará basado en Rota (Cádiz) y, desplegado entre la península y Canarias, su radio de acción incluirá prácticamente todo, el territorio marroquí. Los 19.000 militares en Ceuta y Melilla., que pronto tendrán misiles anticarro y también algunos antiaéreos, se entrenan más que nunca en acciones ofensivas de penetración en suelo marroquí, única forma de defender las plazas.

Todo el despliegue tiene un carácter eminentemente ofensivo. Salvo los misiles antiaéreos -Marruecos ya los tiene, del tipo Chaparral, hace años-, la potenciación de la red de alerta y control -el país vecino dispone de un sistema incluso más avanzadoque el español- y los refugios para. aviones de combate que han comenzado a construirse este mismo año -Marruecos ya los tenía-, los programas de modernización tienen una proyección que va más allá de nuestras fronteras. El despliegue estará a punto, será operativo, entre 1986 y 1988, Los inilitares marroquíes, ahora empleados casi en su totalidad en la guerra contra el Frente Polisario, ven con sumo recelo todo este potencial en el mismo umbral de su casa.

Cabe destacar que, en la elaboración del último PEC hecho en 1981, se descartó la inclusión de Libia como posible fuente de amenazas. Será difícil que en el próximo PEC, que será aprobado a finales de este, año, no se incluya a Libia, la principal potencia actual en el norte de áfrica.

"Naciones amigas"

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Ante estas perspectivas, *las autoridades de defensa de Marruecos y España se han apresurado a intercambiarse mensajes tranquilizadores. Por parte española, uno de los principales objetivos de Serra en su reciente visita a Marruecos ha consistido, según fuentes próximas al propio ministro, en convencer a los marroquíes de que el desplazamiento del potencíal español hacia el Sur no está enfocado hacia el país vecino, sino más bien al control del Estrecho de Gibralta y al deseo español de garantizar en caso de conflicto, el tráfico con Canarias.En este esfuerzo de eliminar recelos mutuos, en los últimos años se han producido. numerosos contactos e intentos de colaboración entre ambos países en el terreno militar, especialmente en el de las fuerzas aéreas, que han culminado con la realización, el martes y miércoles pasados, de los primeros ejercicios aéreos conjuntos, y ya se especula con la posibilidad de conectar las redes de alerta y Control de los dos países.

Gran parte de esta actividad se ha producido después de que el coronel Mohamed Abachar, formado en la Academia de Intendencia de Ávila, fuera nombrado secretario general de Defensa. Achabar, uno de los militares marroquíes que mejores relaciones mantiene con España, ya visitó Madrid el año pasado. "España y Marruecos son dos naciones amigas, bañadas por ¡el mismo mar, por lo que están interesadas en una defensa común de los países de la zona", dijo entonces.

Ahora, durante la visita de Serra, el ministro, que ya anunció en noviembre de 1983 su intención de firmar un acuerdo de colaboración militar con Marruecos, ha ofrecido a este país la posibilidad de que España construya los barcos de la futura Armada Real marroquí.

Pero, a pesar de esta relación de buenas intenciones, ni Marruecos ni España olvidan el problema de Ceuta y Melilla, a pesar de que ambos países están encuadrados en la misma órbita defensiva, la de Occidente. Tras la firma del tratado libio-marroquí, Hassan II se refirió a la unificación del país, "sin olvidar esas ciudades del norte". En sus inoportunas manifestaciones de esta semana, el ex capitán general de Zaragoza Manuel Álvarez Zalba hablaba de la difícil defensa de las dos plazas.

Bajo el idilio que ahora atraviesan las relaciones militares, se esconden otros hechos evidentes. En 1982, Alberto Oliart, entonces titular de Defensa, dijo que el objetivo de la defensa nacional era conseguir el control del Estrecho en un entorno como el del norte de África, "donde nos preocupa la inestabilidad de algunos regímenes políticos". El actual Gobierno mantiene igual filosofía y el objetivo del PEC consiste en potenciar el eje Baleares-Estrecho-Canarias. Bajo esta política, los hombres de los servicios de información destinados en el norte de África "trabajan más que nunca", según reconocen fuentes de estos servicios.

F-18 contra F-16

Paralelamente, las fuerzas armadas de ambos países realizan enormes esfuerzos económicos para adquirir un tipo de material acorde con el potencial del vecino. El principal esfuerzo, como todo país avanzado tras las experiencias bélicas más recientes, se realiza en la aviación. Tras la compra de los F18A por España, Marruecos se apresura a adquirir aviones F-16, F-20 o Mirage 2.000, adecuados precisamente para interceptar a los F-18. En 1990, según las estimaciones españolas, Marruecos tendrá cinco escuadrones de combate, frente a siete en España. Ante la falta de una Marina de guerra, Marruecos se ha hecho con abundantes misiles antibuque Exocet y pronto dispondrá también de misiles Aspide. Frente al menor número de aviones de combate, ya hace tiempo que Marruecos dispone de 30 lanzadores (España sólo tendrá 18 dentro de dos años) de misiles antiaéreos Chaparral de baja cota. Los 19.000 soldados destinados en Ceuta y Melilla dispondrán pronto de mis¡les antiaéreos y contracarro.En medio de esta paradójica situación, confluyen decisivos elementos. España, miembro de la OTAN, no ha consultado cuál sería la actitud de la Alianza en caso de conflicto en Ceuta y Melilla, ambas al margen de las zonas de acción de la OTAN. España y Marruecos tienen similares tratados de amistad con EE UU, si bien Marruecos es considerado como aliado más fiel. La fuerza militar más potente en la zona continua siendo la VI Flota estadounidense desplegada en el Mediterráneo, compuesta por más de 50 buques, 200 aviones de combate y 25.000 hombres.

Para complicar más la situación actual, tanto Argelia, que se ve relegado en el Magreb, como el Frente Polisario, ven con sumo recelo el acercamiento hispano-marroquí.

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