Los republicanos confían en conservar el control del Senado aprovechando el 'tirón Reagan'

RAMÓN VILARÓ, Washington

Los estadounidenses que acudan a los colegios electoral -es el próximo 6 de noviembre, además de elegir al presidente de la nación para los próximos cuatro años, designarán con su voto a los 435 miembros de la Cámara Representantes, a 33 senadores (un tercio del total de la Cámara) y a 13 gobernadores. El mismo día, se celebrarán un sinfín de elecciones y referendos de carácter estatal o local en los 50 Estados de la Unión (además del Estado libre asociado de Puerto Rico), que renuevan a sus representantes.

La elección para la 99ª legislatura del Congreso de Estados Unidos se centra en...

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Los estadounidenses que acudan a los colegios electoral -es el próximo 6 de noviembre, además de elegir al presidente de la nación para los próximos cuatro años, designarán con su voto a los 435 miembros de la Cámara Representantes, a 33 senadores (un tercio del total de la Cámara) y a 13 gobernadores. El mismo día, se celebrarán un sinfín de elecciones y referendos de carácter estatal o local en los 50 Estados de la Unión (además del Estado libre asociado de Puerto Rico), que renuevan a sus representantes.

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La elección para la 99ª legislatura del Congreso de Estados Unidos se centra en una batalla feroz por el control del Senado, de capital importancia para la aprobación de las leyes que, desde la Casa Blanca, envía el Ejecutivo. Desde 1980, los republicanos controlan el Senado después de casi 20 años de dominio demócrata, y esperan mantener su mayoría después del 6 de noviembre, gracias al tirón Reagan. Actualmente, hay 55 senadores republicanos y 45 demócratas.En la Cámara de Representantes, que refleja una confortable mayoría demócrata de 101 escaños (de un total de 435), los republicanos esperan ganar entre 15 y 20 puestos (perdieron 26 en la última elección, en 1982) gracias a la popularidad del presidente Ronald Reagan.

En Estados Unidos -donde la campaña electoral se hace casi exclusivamente a través de la televisión-, la única propaganda visible en las calles, en general en los postes de farolas o semáforos, corresponde a candidatos locales, quienes, a falta de los recursos necesarios para anuncios en televisión, utilizan los circuitos callejeros. Por lo demás, la campaña discurre a través de la pequeña pantalla o de actos s'uperprganizados, donde sólo logran reunir público las primeras vedettes aspirantes a la presidencia.

Sin embargo, en el caso de las elecciones a las dos cámaras del Congreso, los dólares circulan cada vez en mayor cantidad. En la actual campaña, se ha llegado a batir una marca histórica. Los candidatos por un puesto senatorial en Carolina del Norte (el republicano Jesse Helms y el demócrata Jim Hunt) llevan gastados ya más de 20 millones de dólares (unos 3.500 millones de pesetas).

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Gran parte del dinero político para las campañas de senadores o miembros de la Cámara de Representantes, procede de la obtención de fondos a través de contribuciones privadas. Pero, de acuerdo con las normas de la Comisión Electoral Federal, estas contribuciones individuales no pueden superar cada una la cantidad de 1.000 dólares (175.000 pesetas), lo que no impide que, a través de donaciones sindicadas en los denominados Comités de Acción Política (PAC), los políticos cuenten prácticamente con un caudal ilimitado de recursos financieros.

Los PAC, definidos por los puristas como la parte visible más corrupta del sistema político de EE UU, están formados por asociaciones profesionales que, desde los dentistas hasta los agricultores, pasando por los sindicatos, proporcionan dólares políticos a aquellos candidatos que, una vez en el Congreso, defenderán mejor sus intereses.

La lucha para el control del Senado es de vital importancia para el presidente de EEUU . De un Senado controlado por los republicanos dependerá, por ejemplo, que si Reagan es reelegido tenga menos dificultades para hacer aprobar la ayuda militar a los países amigos de Centroamérica o los recortes presupuestarios a los programas sociales.

Para los demócratas, la batalla del Congreso se centra en intentar ganar seis escaños y alcanzar así la mayoría de 51 puestos en el Senado. Massachusetts, lowa, Carolina del Norte e Illinois pueden caer en manos de los demócratas; mientras que la lucha se anuncia ,cerrada en otros Estados, como Tejas o Misisipí. Los republicanos están en peor situación en Tennessee (por la retirada voluntaria del ex líder de la mayoría republicana, el influyente senador Howard Baker) y en Tejas (ante la decisión de no acudir a un nuevo mandato senatorial adoptada por John Tower, ex presidente del importante Comité de Defensa).

Aguantar la embestida

En la Cámara de Representantes y en los 13 puestos en juego para gobernadores (muchos Estados de la Unión pugnan porque la elección a gobernador no coincida con la del Congreso y del presidente), los demócratas esperan aguantar la embestida de popularidad de Ronald Reagan y confían en que sea decisivo el elemento localista.

En otras consultas electorales, se decidirán, como ejemplo de la variedad de votos, asuntos que van desde la decisión de legalizar los juegos de lotería, en los Estados de California, Oregón o Virginia del Oeste, hasta determinar si. deben autorizar o no la apertura de los comercios en domingo en la ciudad de Richmond, capital del Estado de Virginia.

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