El poder y los sobornos

La seria Alemania se ve sacudida por el vendaval de los escándalos. El fulminante han sido los sobornos del consorcio Flick, que se van poniendo al descubierto a medida que avanzan las investigaciones de la comisión parlamentaria designada por el caso.El consorcio Flick mueve al año ingentes cantidades de dinero. Sólo sus ventas, diversificadas en amplios sectores, alcanzairon el año psado el equivalente a 1,137 billones de pesetas, lo que equivale aproximadamente al 40%, del coste de la Seguridad Social española. Con dinero abundante, la tentación corruptora es inmediata, sobre todo cuando ha...

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La seria Alemania se ve sacudida por el vendaval de los escándalos. El fulminante han sido los sobornos del consorcio Flick, que se van poniendo al descubierto a medida que avanzan las investigaciones de la comisión parlamentaria designada por el caso.El consorcio Flick mueve al año ingentes cantidades de dinero. Sólo sus ventas, diversificadas en amplios sectores, alcanzairon el año psado el equivalente a 1,137 billones de pesetas, lo que equivale aproximadamente al 40%, del coste de la Seguridad Social española. Con dinero abundante, la tentación corruptora es inmediata, sobre todo cuando hay políticos que se pueden dejar corromper. (...)

El ministro de Economía, Otto Lambsidoa acuciado por las acusaciones, dimitía el pasado mes de junio. Hace dos días lo hacía el presidente del Bundestag, Reiner Barzel, el segundo personaje en la escala política alemana, y el próximo día 7 de noviembre está citado por la comisión parlamentaria el canciller Helmut Khol. Como principales beneficiarios de las becas Flick aparecen los partidos y políticos de la actual coalición, dimocristianos y liberales, pero tampoco está exenta, aunque en menor grado, la socialdemocracia. Todos los partidos, en suma, que han pasado por el Gobierno de la República Federal. Los únicos que aparecen impolutos son los verdes, que, obviamente, alientan la campaña.

El canciller Kohl declaraba que el objetivo es "difamar a los partidos de la coalición gubernamental y al propio canciller,". No es ésta la cuestión más importante. Es lógico que políticamente se aproveche lo que parecen algo más que indicios. Lo que hay que saber es si hubo o no corrupción. Los políticos no dimiten, sobre todo si es verdad que tienen la conciencia muy tranquila. Una carrera como la del dimitido Barzel es el resultado del trabajo lento y pausado de muchos, que no se echa por la borda por un estado de ánimo.

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, 27 de octubre

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