Cartas al director

Neonacionalismos

Lo peor que puede hacer la izquierda es calificar a la función de las nacionalidades nuevas como liberadora, cuando se usa para reforzar la personalidad vasca, catalana, o, extendiéndose más, la corsa, etcétera.Con ello se contradice, al pretender absorber y dominar a las demás, como en el caso catalán con Valencia y Baleares, y da como equívocas a las naciones ya establecidas, de historia secular y construidas, claro está, por otros poderes.

Una de las dos columnas de Hércules de la izquierda es el internacionalismo, el fraternal, el colectivo; eso sí que es un cambio liberador ...

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Lo peor que puede hacer la izquierda es calificar a la función de las nacionalidades nuevas como liberadora, cuando se usa para reforzar la personalidad vasca, catalana, o, extendiéndose más, la corsa, etcétera.Con ello se contradice, al pretender absorber y dominar a las demás, como en el caso catalán con Valencia y Baleares, y da como equívocas a las naciones ya establecidas, de historia secular y construidas, claro está, por otros poderes.

Una de las dos columnas de Hércules de la izquierda es el internacionalismo, el fraternal, el colectivo; eso sí que es un cambio liberador en las estructuras sociopolíticas y económicas de los pueblos y del mundo.

Pero decir que el nacionalismo ya está en buenas manos, cuando manda en él la izquierda, es como decir que unos grilletes carcelarios ya son angelicales y buenos porque quien los tiene ahora es un "ángel de la guarda o de la dulce compañía".

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Las naciones nuevas, los santones modernos y muchas innovaciones a ultranza no son solución, ni liberación. Son, y suponen, nuevos imperialismos sin alcance cultural, político e intelectual suficiente. Porque el progreso no es de derechas en exclusiva, pero tampoco, como se ve, de izquierdas.

ElSienestar de la humanidad no tiene especial carné político, ni particularismo alguno por ahora, sino plenitud de intervención ciudadana, una sola cultura, leyes trascendentales y justas, y conductas morales.

La dinámica que genera los nacionalismos debe ser desechada, igual que éste desechó y eliminó al feudalismo, al cabilismo o a los principados en su día, y sean éstos nacionalismos de derechas tanto como de izquierdas. De cara a un nuevo concepto de administración político-económica internacional o, mejor dicho, universal.

La historia ya no la harán los minipueblos, encerrados en sus manías y fronteritas, sino la humanidad entera, identificada en una misma cultura, preocupación, sentimiento y afán de realización, que es la misma para un negro, un blanco, un cobrizo o un amarillo.-

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